el programa de crónica rosa en Tele 5, de nombre Sálvame naranja, limón o de luxe, tres formatos para zarandear al personal con distinta intensidad y violencia verbal, es un acierto de Mediaset que confió en la profesionalidad de Jorge Javier Vázquez por cierto expulsado del programa Aquí hay tomate, otra astracanada de la casa con la inolvidable Carmen Alcalde, colega de presentación, y antecedente del espacio que comanda audiencia vespertina con soltura y galanura.

Tras el informativo de mediodía aderezado con deportes y el tiempo, el plató de Sálvame se ilumina para convertirse en sala de comadres donde se despelleja al personal del papel couché con acerado bisturí y endemoniada facilidad en una mezcla de estilos, saberes y emociones de Mila Ximénez, Belén Esteban, Terelu, Kiko Matamoros, Kiko Hernández, María Patiño, Lidia Lozano y otros especímenes del mundo del periodismo rosa, trufado de crónica negra y ataques despiadados al angelito/os que caen en las garras de estos depredadores de la tele, que han convertido la crónica del corazón en un nuevo formato para suplantar a las revistas Hola, Semana y otras publicaciones del sector.

Las tardes de Sálvame están llenas de lenguas viperinas, audaces colaboradores del juicio fácil que se mueven en el escenario con extremada facilidad, luciendo cuerpos, ropajes, maquillajes y peinados, dándole a la de sin hueso que destroza, disecciona y analiza el vivir, bien vivir o mal vivir, de los personajes de la celebrity nacional que llenan minutos de crónica rosa en formato tertulia que siempre termina en ring donde violentos puñetazos verbales sacuden a los muñecos/as del pim, pam, pum que intenta moderar y controlar la cómica Paz Padilla, y hasta a veces, lo consigue.