Bilbao - 2016 no puede ir mejor para Mikel Rueda. Tras el éxito de A escondidas, su segundo largometraje , con el que rompió tabúes sobre la homosexualidad en la adolescencia, el joven realizador bilbaíno ha conseguido hacer doblete en el Zinemaldia. Su cortometraje Caminan competirá en la sección Zabaltegi y esta misma semana acaba de conocer además que su documental Quinta planta, que forma parte del proyecto que ETB ha impulsado sobre el lehendakari Agirre, ha sido también seleccionado para participar en Zinemira. “Tener dos trabajos tuyos en el festival donostiarra no es algo muy habitual. Es muy fuerte, impresionante, voy a competir con directores como Tavernier o Jim Jarmusch. Y, si además añadimos que voy a estrenar A escondidas en todo Francia... ¡menudo año!”.
Esta es la primera edición que el Zinemaldia selecciona cortos en Zabaltegi, “lo que es muy de agradecer. Al final, las historias son historias, da igual que duren 10 minutos que 90. Por fin, poco a poco se empieza a reconocer que el cortometraje es un género más y puede competir con los largometrajes”, explica el cineasta.
El año pasado, Mikel Rueda recibió una propuesta de Zinebi para formar parte de la película colectiva Bilbao - Bizkaia. Exerior - Día (7 miradas y una ciudad), que tenía como objetivo poner en valor el corto y servir de escaparate de la capital vizcaína. “Me pareció una idea estupenda, nos dieron libertad absoluta. Yo estaba preparando el siguiente largometraje, que es el que saldrá de Caminan, y pensé que podía hacer una escena para ver cómo funcionaba. Escribí la historia y rodamos la secuencia en Zorrozaurre, donde ya hice parte de A escondidas. Son zonas de Bilbao que me gustan, tenemos todos una imagen de la ciudad en la cabeza que está muy bien, que atrae turismo y genera riqueza, pero hay otro Bilbao donde la gente vive, que pertenece a los bilbaínos, un Bilbao romántico, que dice mucho de lo que somos como ciudad, de lo que era Bilbao cuando era una urbe industrial, que todo el mundo llamaba gris, pero que yo no creo que fuera tan gris”.
Caminan tiene una duración de 12 minutos y está protagonizada por Maribel Verdú y Germán Alcarazu, el joven protagonista de A escondidas. Al principio, Mikel tuvo dudas de cómo podían funcionar ambos actores juntos en la pantalla. “A Maribel la conocí a través de una amiga común, nos caímos bien; para mí es muy importante tener feeling. Le hablé de este proyecto, ella no suele hacer cortos, pero le gustó la historia y me dijo que quería estar. Yo tenía también claro que quería trabajar con German, porque a pesar de que ha hecho solo una película, es un actor de instinto; y Maribel es una actriz consagrada, que tiene una experiencia brutal. Son tan totalmente diferentes... Pero fue muy sencillo, hubo una química muy bonita que se nota en la pantalla y que funciona muy bien”.
El corto juega con la mente del espectador, “es muy ambiguo, no se sabe muy bien lo qué está pasando. Habla de dos personajes que están un poco perdidos por diferentes motivos. Ella, porque está en su cuarentena, y ha hecho supuestamente lo que tenía que hacer, está casada, tiene hijos, trabajo... Y se pregunta si eso es todo, está en un momento de búsqueda. Y el otro es un chaval de 15 años que tiene todas las opciones de vida por delante, pero no sabe elegir porque no le han enseñado. Ambos están perdidos, pero en un momento dado, por unas causalidades se juntan y se ayudan el uno al otro. Caminan habla de cómo es necesario que alguien te acompañe en el camino”.
Mikel Rueda confía en que pronto este corto, que también ha sido seleccionado por el programa Kimuak, se pueda convertir en un largometraje, un proyecto para el que está buscando financiación. “Maribel quiere hacerlo, a ver si para el año que viene puedo sacar adelante el proyecto, aunque soy consciente de que es complicado. Aquí el cine se financia públicamente, para bien o para mal. Yo creo siempre que para bien porque si no, determinadas historias nunca podrían salir a la luz, siempre se primarían los réditos económicos. Pero el dinero es el que hay”.
documental Quinta planta, su otro trabajo que se proyectará en Zinemira, surgió de un proyecto de ETB, sobre la figura del lehendakari Agirre. Cuatro jóvenes cineastas vascos han rodado un filme en cuatro ciudades que marcaron la vida de Agirre: París, Berlín, Gernika y Nueva York. “Nos dieron total libertad para rodarlo, los documentales no tienen por qué tener nada que ver con Agirrre, o sí, pero deben mantener el espíritu de lo que supusieron esas ciudades para él. Yo elegí Nueva York porque es una ciudad que conozco muy bien, estudié ahí”, explica Mikel Rueda.
Quinta planta habla de muchas cosas, pero sobre todo, de darse cuenta de que los actos individuales de cada uno son importantes. “Tenemos que ser conscientes de que todo lo que hacemos genera algo. Es la historia de un joven idealista que en los años 60 viaja a Nueva York con la intención de cambiar el mundo. Pero desgraciadamente, a veces, casi siempre, las cosas no salen como uno las tiene previstas? Años después, todo lo que hizo empieza a tener unas repercusiones de las que él no era consciente. El filme habla de cómo el mundo puede cambiar por tus acciones, sin ser tú consciente. Todos y cada uno de los actos que hacemos o que dejamos de hacer son importantes. De una manera u otra, estas acciones o inacciones marcan una forma de ser y estar en el mundo”.
éxito rotundo de ‘a escondidas’ La agenda del cineasta vasco está repleta para los próximos meses. Además de sus nuevos proyectos, entre los que se encuentra el largometraje de Caminan, el director bilbaino viajará a Francia para presentar su película A escondidas. La película se estrenó en 2014 y ha sido adquirida por distribuidoras de más de 15 países, entre ellos EEUU, Reino Unido, o Alemania.
“Pensaba que el filme ya había acabado su recorrido, pero en absoluto, está viviendo una segunda vida. A escondidas ha tenido una acogida fantástica. Hace unos meses, previamente a su estreno en Nantes, se celebró un encuentro en el que participaron catedráticos y profesores de todo el país para debatir conmigo durante tres días sobre el filme. Realizaron una unidad didáctica de 150 páginas, y luego cada uno se fue a su ciudad natal para trabajar con este material con los chavales. Ese era el verdadero fin de la película, está muy bien que la vea todo tipo de gente, pero al final donde tenía que llegar es a los chavales, porque si queremos cambiar las cosas hay que partir de ahí. Y Amor a escondidas era más que una historia de amor. La película ha llegado donde tenía que llegar, deja poso y da que pensar a los espectadores, que es lo que buscaba. Faltaban referentes positivos en el tema de la homosexualidad en la adolescencia que ayuden a cambiar la situación, aunque el cambio se está produciendo poco a poco. Tan solo hace unos días, hubo una agresión en Madrid, la jueza les puso a los agresores solo 250 euros de multa y les mandó a su casa. Desgraciadamente, se están duplicando los casos de bullying y acoso por sentir de una manera diferente. Mi intención era poner un granito de arena, que los chavales tengan referentes fuera de los estereotipos”, confiesa.
apoyo de baleuko A Mikel Rueda le costó siete años sacar adelante este proyecto cinematográfico. Tras trabajar como productor en Vaya semanita, hizo las maletas y se marchó a estudiar Dirección a la New York Film Academy con una beca. A la vuelta, tocó a las puertas de la productora Baleuko con el guion de A escondidas bajo su brazo. “Les gustó mucho, pero me dijeron que tenían un proyecto sobre la mesa que querían sacar adelante. Me ofrecieron dirigir Izarren argia, sobre la situación de las mujeres en la cárcel de Saturraran durante la Guerra Civil y los primeros años de la postguerra. He tenido la suerte de que una productora como Baleuko, que no me conocía de nada, me diese la oportunidad de hacer mi primera película y que gracias a esa confianza que depositaron en mí, luego hice A escondidas también con ellos. Y ahora estamos trabajando para poder sacar adelante la tercera, la que saldrá de Caminan. Así que, en mi caso, solo puedo tener palabras de agradecimiento hacia Bakeuko, por confiar en mí cuando aún no había hecho nada... Y yo, supongo, que supe aprovechar la oportunidad que me dieron y devolverles con mucho trabajo esa confianza depositada. Porque yo creo que la suerte no existe... Existe el trabajo y la capacidad de aprovechar las oportunidades que la vida te pone delante”.