Vitoria - Hoy, como viene sucediendo desde el pasado día 10, el público volverá a citarse en la calle Pintorería. La loca de Chaillot espera. Por sexto año consecutivo, el grupo de teatro gasteiztarra Ortzai presenta su ciclo Los Clásicos de la Muralla, que este verano está protagonizado por la obra de Jean Giraudoux, que se podrá ver hasta el 31. “Estamos muy contentos con la respuesta de los espectadores. Además, hay mucha gente que ya sabe por otros años que estamos aquí y que está pendiente de lo que podemos ofrecer”, apunta Iker Ortiz de Zárate, fundador y director de la compañía.

Cada 24 horas, una nueva sesión. “Siempre que hay una función es un día de fiesta”, así que el trabajo en plena época estival se hace llevadero. “Es un momento del año muy interesante para nosotros, igual que la campaña de Navidad”, relata el también actor, que esta vez comparte reparto con Teresa Ibáñez, Edurne Arejolaleiba, Eduardo Suso, Ane Mendiguren, Inés Ortiz de Zárate, Erik Ruiz de Loizaga y Silvia Martínez.

Todos ellos dan vida a este montaje ambientado en el París de los años 40 del siglo pasado. Un grupo de hombres de negocios sospecha que bajo el suelo de uno de los barrios de la capital francesa puede haber petróleo y, cómo no, tiene toda la intención de abrir en canal el lugar para hacer las prospecciones pertinentes sin que importe qué pueda pasar con quienes allí residen. El dinero está por encima de todo. Con el objetivo de frenarlos e impedir sus maniobras y corruptelas, Aurelia, una mujer excéntrica que aparenta una posición que no tiene, idea un plan junto a sus amigas, un juicio del que se obtiene una determinada sentencia. Y... bueno, el resto lo tienen que descubrir los espectadores.

“El de Aurelia es un personaje que se ha quedado un tanto anclado en las pérdidas que ha tenido en su vida. Todo eso le ha pasado una factura y eso le hace estar con un pie en el pasado. Pero es un pasado al que se aferra para seguir viva, un pasado que ella se cuenta a sí misma de otra manera. ¿Por qué hace eso? Porque no quiere vivir el presente que le toca. Tiene la lucidez de identificar un presente social muy duro del que no quiere saber nada. Cuando llega el momento de actuar, lo hace con una gran sabiduría. Lo que pasa es que siempre queda ahí un cierto aire de locura poética”, apunta Ortiz de Zárate a la hora de referirse a la protagonista de la pieza, un papel que en ocasiones ha sido comparado al de El Rey Lear.

De todas formas, más allá del atractivo que conlleva el personaje, La loca de Chaillot cuenta con otro aliciente importante para Ortzai, aunque al mismo tiempo pueda ser una complicación. “La obra es una mezcla de géneros. Está descrita como una comedia pero realmente no sé si tiene mucho de eso. Por eso, afrontar el proyecto nos ha costado mucho, aunque ver que hemos podido llevar el montaje a escena es una satisfacción”, que comparten con unos espectadores “que están entendiendo a la perfección la temática”.

En este sentido, Ortiz de Zárate destaca la actualidad de las cuestiones que se tratan sobre el escenario y cómo el público está respondiendo a esos impulsos. “Ha habido personas que nos han preguntado si hemos introducido texto nuevo, pero de eso nada. Lo que pasa es que Giraudoux, hace 80 años, ya estaba planteando cuestiones que ni si quiera se contemplaban en esa época como las relacionadas con la ecología”.

De hecho, que la creación del escritor francés mantenga tanta actualidad, como reconoce el director de la compañía gasteiztarra, no es un buen síntoma para el ser humano. “En realidad, parece que nos amenazan las mismas catástrofes causadas por los mismos intereses, la consecución, como se dice en la obra, del becerro de oro”.

A estas y otras reflexiones se pueden acercar todos estos días quienes acepten la invitación de Ortzai para tomar parte en Los Clásicos de la Muralla. Hasta el 31 hay tiempo, aunque mejor no dejar pasar la oportunidad. Después, el grupo iniciará un nuevo curso que en septiembre volverá a recibir al actor, director, productor, diseñador y escritor John Strasberg, que impartirá un taller especial. - DNA