madrid - El próximo día 18 se cumplen 80 años del asesinato de Federico García Lorca y uno de sus expertos en su obra, el también poeta y granadino Luis García Montero, sostiene que Lorca provoca reflexión. “Hay recordarlo por motivos literarios, por cómo trajo la modernidad a la tradición, pero sin olvidar su muerte”, dice.

García Montero acaba de sacar un libro sobre el autor del Romancero gitano, bajo el título Un lector llamado García Lorca, en el que habla de las lecturas que hicieron al poeta, un texto que escribió, porque “lo importante de la vida de Lorca fue su pasión por la literatura y lo interesante era ver cómo se convirtió en uno de los grandes poetas del siglo XX”.

“Lorca está muy presente en la poesía contemporánea por la manera en la que nos ha enseñado la modernidad a la tradición, a la literatura clásica. Buscó nuevos caminos para la poesía y es una lección que está muy presente”, asegura.

“Y esa verdadera lección -argumenta Montero- no está entre los que imitan a Lorca, sino a través de los que han comprendido que en poesía hace falta tener un mundo muy personal y que uno puede devorar con sus propios ojos y tiempo a los clásicos, ya sea Shakespeare, Cervantes o lo que venga”.

Pero también es verdad que en otro plano -recalca Montero- Lorca “representa a todas las víctimas de la guerra civil española. El significado político de la muerte de Lorca está clarísimo; por eso yo lo veo como un representante de todas las víctimas civiles españolas y de todas las víctimas republicanas. Fue una de las víctimas más claras de los republicanos”, añade.

El escritor también recuerda que Lorca fue un personaje “muy politizado”, que se identificó mucho con el proyecto de la II República y que tuvo mucho protagonismo con la cultura republicana, como director de la Barraca. “Además estuvo muy cerca de Fernández de Los Ríos, e incluso después se acercó en Nueva York a formas políticas próximas al comunismo”.

“No militó en ningún partido pero fue un activista de toda la política republicana. Así es que esa leyenda que puso en marcha el franquismo de que su muerte fue fruto de una reyerta entre homosexuales, o una vendetta de rencores familiares es falsa”, precisa.

Exhumación de los restos Y con respecto a los restos de García Lorca, que aún no se han encontrado, García Montero se muestra tajante: “En cuanto a la exhumación de sus restos, lo más respetuoso es atender a los deseos de la familia”.

“Me parece inaceptable -argumenta- que después de tantos años del golpe de Estado, el parlamento español haya acordado una condena del 1936. Tampoco es aceptable que las víctimas no hayan tenido el amparo legal que se merecen y que España sea el país con más desaparecidos por culpa de un conflicto político; pero a partir de esto hay que hacerles caso a las familias”.

García Montero comparte el deseo de la familia de Lorca de no exhumar sus restos ya que “Lorca es un muerto más, pero además es uno de los grandes poetas del siglo XX y su presencia le da significado al lugar”.

Y en este sentido, García Montero cree que lo que se debería hacer “es un memorial con una intervención discreta, que no sea de grandilocuencia oficial sino una invitación a la emoción y al recuerdo de lo que significan las víctimas de una guerra”.

“A lo largo de mi vida he visto muchas cosas -asevera- y si los huesos de Lorca son exhumados, dado que no es un cementerio no se podrían enterrar allí y habría que incinerarlos o que la familia se los llevara a un cementerio personal, a Madrid” donde esta la madre y el sobrino, por ejemplo.

“Pero como se lleven a Lorca, yo no me fío de nadie y esa zona se podría convertir en un territorio de especulaciones, para hacer apartamentos de veranos o urbanizaciones”, advierte. En opinión del catedrático y poeta, lo que queda por normalizar aún es “que se llegue a un acuerdo entre la familia, la fundación y el ayuntamiento para que vaya a Granada toda la documentación y aquello se convierta en el centro lorquiano más importante”, concluye.