Un mismo lugar, dos almas. Claro que “el circo y la gimnasia tienen una vinculación muy fuerte”, recuerda Xabier Larrimbe, presidente del Club Arabatxo. Dos caminos que van paralelos y se cruzan de manera constante en la vida de Ortzi Acosta, quien junto a los numerosos galardones obtenidos en su carrera deportiva posee un ya amplio currículum artístico desarrollado en el teatro, el cine y la televisión. “Siempre he querido sacarle provecho a las experiencias que he vivido tras dejar la competición y compartirlas”, dice. Ambos son los pilares básicos del proyecto Txiribuelta, que esta primavera está dando sus primeros pasos en pro del desarrollo deportivo acrobático y la cultura circense desde el Alto de Armentia, entre las canchas que configuran Padel Pista Norte.

Dos son los intereses que se reúnen en esta iniciativa que viene madurándose desde hace un tiempo aunque es ahora cuando ha tomado forma definitiva. Por un lado, la necesidad de buscar un espacio en el que Arabatxo Gimnasia pueda desahogar las instalaciones que utiliza en el polideportivo Ariznabarra. Eso se ha conseguido en las tardes de lunes a jueves. Por otro, el objetivo de ofrecer una formación para niños y jóvenes de 4 a 18 años en lo que respecta al circo y la acrobacia. Para esto último se ha creado una escuela que viene funcionando desde el pasado día 2 los sábados por la mañana. Además, se hacen talleres de iniciación básica de un día los fines de semana por la tarde, a lo que hay que unir sesiones especiales los domingos por la mañana para menores de cinco años acompañados por adultos.

“Estamos empezando desde la base, poco a poco. Si vemos que hay demanda por gente de más edad, buscaremos cubrirla. Si nos encontramos con que es posible trabajar en la profesionalización de quien acuda a nosotros, lo plantearemos. Pero no hay que correr, hay que ver si en Vitoria se genera la suficiente ilusión y a partir de ahí, crecer”, describe Acosta. De momento, diez son los alumnos que se han apuntado, sólo con el boca a boca, a la escuela de circo. “No te vamos a pedir nada. La cuestión es que vengas con ilusión y ganas de aprender”, apunta quien tras dejar su etapa competitiva estuvo buena parte del inicio de este siglo en las filas del Cirque du Soleil.

Diversión y juego. Son con ilusión las tres palabras que más repiten los dos responsables de la propuesta. Incluso dentro del área dedicada de manera específica a la gimnasia, Larrimbe recuerda que no todo es competición, ni mucho menos, que las puertas están abiertas a todo aquel que quiera mejorar su flexibilidad, su fuerza, su coordinación... “Buscamos ir desarrollando las diferentes capacidades humanas que tenemos para entretener ya sea con acrobática de suelo, acrobática de números aéreos (trapecio, telas cuerda...), malabares, equilibrios...”, comenta Acosta, quien también explica que en la oferta de Txiribuelta se va a incluir de manera paulatina la disciplina de clown. “El primer objetivo es que los niños se desarrollen felices y a partir de ahí, van a ser ellos y ellas los que nos pidan más nivel”.

Además, el también actor y productor asegura que no hay excusas para no encontrar en la formación circense, por lo menos en lo que respecta a las clases de iniciación, alicientes. Da igual que uno tengo miedo a las alturas. “Bueno, tienes las acrobacias de suelo”. O que no se tenga mucha coordinación muscular. “Tal vez seas hábil, cojas unos malabares y te salgan casi solos”. O que no se posea en apariencia ninguna virtud física. “Igual eres gracioso a rabiar y ya tenemos un payaso”, ríe Acosta, quien apunta que “la sociedad no comprende a veces que un buen clown o un buen acróbata, trabajando en un nivel determinado, tiene una muy buena remuneración y que hay salidas profesionales en este campo. Como en todo, eso sí, la excelencia requiere de horas”.

De todas formas, Txiribuelta no está trabajando en esos parámetros en estos momentos. La ocupación esencial es asentar la oferta de iniciación a una disciplina muy cercana al deporte a través del cual se conocieron los dos impulsores de esta iniciativa. “Los mejores acróbatas que están en el circo vienen casi todos de la gimnasia”, dice Larrimbe, consciente de que su proyecto también quiere ayudar a aquellos atletas que en la actualidad están compitiendo a buscar su camino vital en una carpa si así lo quieren.

Con todo, un hándicap con el que son conscientes que van a tener que pelear es con la poca actividad física que muchos jóvenes y niños practican en la actualidad. No es un tópico. “Te sorprendes al ver a niños de 10 o 12 años que no saben ni hacer una voltereta”, que tienen serios problemas de coordinación, que carecen de una educación motriz. Larrimbe sabe que hay muchos profesores que tienen ciertos miedos a la hora de practicar acrobacias y otros ejercicios por temor a lesiones y porque en ocasiones los centros escolares no cuentan con unas instalaciones bien preparadas en contra de lo que pasa en Txiribuelta, pero aún así no oculta cierta preocupación por la situación general de las nuevas generaciones. “Para una escuela de circo, que te venga un niño de 11 años que lleva cuatro haciendo gimnasia es un regalo físico, puedes avanzar mucho en poco tiempo; eso sí, aquí estamos abiertos a todos y todas porque el trabajo físico es también calidad de vida, no solo para hoy, sino sobre todo para mañana”.

De momento, su propuesta a quienes quieran acompañarles y aprovecharse de su experiencia está sobre la mesa. Se puede contactar con ellos a través de la web www.txiribuelta.net tanto de cara a lo que queda de este curso como con la vista puesta en el que viene. “Creemos que el proyecto va a seguir hacia adelante pero vamos a ver cómo funciona la demanda”, opina Larrimbe. “Hay que ver los números, pero si la iniciativa aguanta por sí sola, lo fundamental es la ilusión de los chavales”, añade Acosta.

Por parte de ambos, esa palabra que tantas veces repiten, ilusión, parece que no va a faltar. “Hemos madurado mucho este proyecto”. Tal vez el día de mañana cuenten con una carpa bautizada como Txiribuelta. “Será en seis años, no creo que en cinco nos sea posible”, ríen, aunque no descartan hacer algunas demostraciones.