Madrid - La vida de Svetlana Allilúyeva, la hija de Stalin, que en plena Guerra Fría pidió asilo en EEUU tras escapar de la URSS, es “una tragedia del siglo XX comparable a las tragedias clásicas”, afirma Monika Zgustova, que en su última novela recrea el exilio de una mujer que solo conoció el anonimato durante su vejez.

La autora checa, afincada en Barcelona, explica que la idea de escribir Las rosas de Stalin (Galaxia Gutenberg) le surgió después de que en una librería de Nueva York encontrara dos libros de Svetlana donde descubrió que se exilió de la URSS en 1967 pidiendo asilo en la embajada de EEUU en la India. “Tuve como una obsesión con ese tema porque mi familia se fue de la Checoslovaquia comunista después de viajar también a la India y pedir asilo político en la embajada americana, así que eran caminos paralelos”, detalla Zgustova.

en permanente huida Hija de uno de los dictadores más siniestros del siglo XX, su madre se suicidó cuando contaba 6 años, tuvo cinco maridos, fue espiada por el KGB y la CIA, se convirtió en un símbolo de la Guerra Fría, acaparó la atención mediática mundial, se hizo millonaria con sus libros, fue profesora en Princeton, cayó bajo el influjo de una secta, perdió su fortuna y peregrinó por varios países antes de volver a EEUU, donde murió en 2011. Monika Zgustova explica que la vida de Svetlana se convirtió en una permanente huida, pues fue “una persona siempre utilizada por el poder de todos los colores, y su tragedia era que no podía vivir en ninguna parte, en todas partes se sentía infeliz”. - H. Mariñosa