Vitoria - Una de las pocas secciones que le quedan por abrir a la programación invierno-primavera de la Red municipal de Teatros es la referente al público familiar, algo a lo que mañana mismo se le pondrá solución desde el escenario del Principal. Hasta allí volverá la compañía Marie de Jongh, una de las tres almas que conforman el proyecto de Tartean Teatroa, para presentar su más reciente producción, un Amour en el que, por cierto, toma parte, dentro del reparto, el alavés Pablo Ibarluzea. Junto al intérprete de Laudio se encontrarán, a partir de las 18.00 horas, Ana Meabe, Anduriña Zurutuza, Ana I. Martínez y Javier Renobales para dar vida a esta historia sobre el amor en distintos planos. Todavía quedan entradas a la venta por un precio único de 6 euros.
Estrenada a finales de diciembre del año pasado en el Arriaga de Bilbao (coproductor del montaje junto a otras entidades), la pieza dirigida por Jokin Oregi se mueve en dos planos temporales distintos para relatar el amor entre dos mujeres, tronco a partir del cual también mirar a este sentimiento cuando se produce también entre hermanos, amigos... Todo ello sin texto y a través de personajes sin cara o, mejor dicho, con máscara. “Es todo un reto para los actores y las actrices trabajar con esta técnica”, un desafío en positivo que también ayuda a jugar con la imaginación del público y a crear una poética especial.
“Hablamos del amor con mayúsculas”, intentado ser audaces para tratar temáticas con los espectadores de todas las edades, sabiendo que, como explica Oregi, “tenemos una responsabilidad frente a cómo se transmiten algunas cuestiones a través de la televisión e Internet”. En una actualidad titiritera en la que parece, frente a la ilusoria sensación de libertad, que está prohibido tocar distintas cuestiones y más si de cultura se trata, Amour llama a la imaginación, a la magia, a la poesía, a la expresividad, al juego y a la propia aportación de los espectadores para relatar un argumento “con diferentes lecturas” y un final “abierto y que propone interrogantes”.
Desde valores como la tolerancia se construye una obra en la que Marie de Jongh ha contado con un buen número de colaboradores como el gasteiztarra Iñaki Rikarte. “Hemos podido contar con buenos mimbres que nos han realizado aportaciones de calado”, apunta Oregi, consciente de que la compañía vasca cuenta con un reto importante tras el éxito obtenido, sobre todo, con Kibubu, su anterior propuesta que también pasó en su momento por la capital alavesa.
Su apuesta es una “realidad basada en hechos ficticios”, un relato para todos los públicos, aunque cada edad encuentra estímulos diferentes. “Es la magia del teatro”, un contexto en el que acercarse a dos amigas a las que se presenta primero cuando son niñas y juegan a ser mayores pero sin tener las herramientas emocionales de los adultos. Se enfadan, se dejan de hablar y el escenario las vuelve a juntar cuando han pasado 60 años de aquella primera época, cuando las dos están casadas con dos hermanos.