Estuvo a punto de no ponerse en marcha por el fusilamiento de cinco personas dos días antes de su inicio a manos de la dictadura franquista. Y en realidad, este año debería cumplir su cuadragésimo primera edición, aunque no es así puesto que el certamen no se llevó a cabo en 1978 a causa de un boicot de varias compañías vascas al certamen. Son sólo dos vivencias de un Festival Internacional de Teatro de Vitoria que el 9 de octubre pondrá en marcha su cuadragésima entrega, un aniversario que, eso sí, va a tener su primera celebración este sábado.

De la mano de las compañías alavesas Traspasos, Pikor, Porpol, Paraíso y Panta Rhei, el Principal será el escenario el día 3 a partir de las 20.30 horas de la presentación de Soplando velas, un espectáculo compartido con otras formaciones (Pez Limbo, Kolectivo Monstrenko...) y nombres propios (Carmen San Esteban, Ortzi Acosta...) de las artes escénicas del territorio (algo más de 30 personas) que también se dejará llevar por las voces de 80 jóvenes coralistas del proyecto Crescendo. Las entradas se encuentran a la venta por 18 y 12 euros. Eso sí, la calle San Prudencio tendrá un previo, media hora antes de que arranque del montaje, en forma de baile y al ritmo del swing.

Un viaje por el pasado para llegar al presente pero también, y sobre todo, para mirar al futuro no ya del festival sino de la creación escénica. Así se fundamentan “70 minutos para descubrir lo que hay en Álava”, según explicó ayer Mikel Gómez de Segura (Traspasos), quien matizó, eso sí, que no se trata de hacer un recorrido histórico sino de compartir con el público una propuesta de “sensaciones, emociones”. En este sentido, apuntó que el título del espectáculo tiene esa doble intención: por lado, el hecho mismo de la celebración, de ser la primera fiesta de este aniversario; por otro, unir soplidos metafóricos para seguir impulsado las velas del sector dentro de un mar no siempre propicio.

Además, en este “trabajo colectivo para crear un espacio donde todos podamos estar”, según describió Pilar López (Paraíso), dos serán los ejes fundamentales. Por un lado, el escenario, esa “zona cero” a juicio de Gómez de Segura en el que se encuentra el único espacio de “libertad” donde todo es posible e imposible a la vez. Por otro, el espectador, el “elemento fundamental” de todo lo que acontece en las artes escénicas. De hecho, una de las personas presentes entre el público tendrá un papel muy activo en lo que va a suceder este sábado.

Unos y otros recorrerán momentos a través, también, de personajes y espectadores de sus respectivas trayectorias, una manera de tener presente el pasado para mirar de otra manera al futuro. “Es el momento de recuperar la autoestima de las artes escénicas, de que sean un orgullo para la ciudad y sus habitantes”, señaló Javier Alkorta, Txortas (Porpol), quien quiso ayer, en la presentación del montaje, tener un significado recuerdo para aquellos que han tenido que salir de Álava en estas décadas para labrarse un futuro, personas que configuran “un patrimonio tremendo”.

Eso sí, Soplando velas quiere escapar de personalismos y homenajes concretos que tendrán otros momentos y lugares, para ser un punto de encuentro “en el que no estamos todos pero sí una buena representación”, una propuesta en la que dejarse llevar por el gesto, la comedia, el drama... “todo ello con un ritmo muy dinámico” en palabras de Gómez de Segura.

No será, ni mucho menos, esta representación el único momento de encuentro con los creadores cercanos a lo largo del festival, aunque sí una experiencia singular para “poner en valor lo local”, en palabras del alcalde Gorka Urtaran, quien apostilló que “este Ayuntamiento ha tomado nota del valor” de lo propio y de la necesidad de la “colaboración” entre unos y otros.

La cuenta atrás para que arranque el certamen ya está en marcha, El día 9, con la inauguración oficial. Este sábado 3, con una fiesta con la mirada en el aniversario que es pero también en los que a buen seguro vendrán en el futuro. El telón vuelve a subirse.