El viento se convierte en personaje. Sus sensaciones, las situaciones por las que pasa, confluyen en un montaje para los espectadores más pequeños en el que palabra, música e interpretación se unen. Ai Ze, Haizea! va tomando forma para estrenarse en la capital alavesa el próximo mes de noviembre. Pero antes de llegar a esa fecha, los pasos se están dando ya con el espacio KunArte de la compañía alavesa Paraíso como lugar de residencia y trabajo para la intérprete Chris Martienau, el director de escena Stephane Guignard, del grupo Eclats, y el escritor Juan Kruz Igerabide.
Los tres han estado esta semana en Abetxuko dando forma y fondo a una propuesta realizada en Francia que ahora están adaptando al euskera. En septiembre regresarán a la capital alavesa para cerrar los últimos detalles y testar su idea con el público de cara a ese estreno previsto en otoño. “No es una traducción, es toda una recreación porque la sonoridad del francés y el euskera no tienen nada que ver y eso influye en la dramaturgia”, explica Pilar López, coordinadora del grupo alavés, Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud.
Esta residencia de Eclats está siendo posible gracias a la colaboración entre KunArte y la Agglomeration Sud Pays Basque, un esfuerzo compartido y transfronterizo en el que confluyen personas y proyectos que, anteriormente, ya tenían relación entre sí de una u otra forma.
“A través de la letra, de la música y del movimiento se transmiten sensaciones. Ahí está la base de la obra. Empezamos con un viento frío y a partir de ese instante pasamos por distintos momentos” para construir una historia en la que Martienau y su viola se convierten en únicas protagonistas ante los ojos del público, como describe Igerabide, escritor que en este caso se convierte en herramienta del euskera para que el idioma aporte sus ritmos, sus características, sus señas.
No es ni una lengua ni una cultura ajenas para Martienau, nacida en Baiona, ya que ha trabajado en varias ocasiones con autores diversos como Beñat Achiary. “He cantado en euskera y conozco el repertorio folklórico”, señala, al tiempo que apunta que en el caso de este espectáculo “toda la música es original, sólo que en esta versión algunas partes se están recomponiendo. La poesía de Juan Kruz es muy especial y eso ayuda mucho”.
El escrito, por su parte, reconoce que “es un placer verles trabajar tanto a Chris como a Stephane. Es como una gran aventura creativa. Cuando les veo, intento convertirme en un niño para ver cómo estoy recibiendo lo que hacen”. Y eso que, con una sonrisa, dice que Guignard “es muy irónico y me toma mucho el pelo”.
Esa buena relación entre ellos y también con Paraíso se nota al instante. De hecho, el director de escena espera que esta primera colaboración más allá de las fronteras geográficas no sea ni mucho menos la última. En este sentido, López recuerda que Eclats colabora también con la Ópera de Burdeos y “estamos pensando si alguno de esos espectáculos pudiera venir a Vitoria también”. Lazos a futuro que ya son presente.