Nacido en Bilbao y residente desde hace algo más de una década en Donostia, Hasier Oleaga siempre tiene en mente a la Gasteiz donde vivió y creció, ciudad en la que todavía se encuentran sus padres, en la que ha actuado una y mil veces, en la que “hacía música como el que iba al recreo”, y en la que mantiene proyectos como Maracas para Dos. Y es que el batería es, esté en un lugar o en otro, un músico inquieto sin remedio. Ahora está de estreno con el disco Mundu berria, el primer larga duración del quinteto Tenpora, donde comparte camino con Elene Arandia (voz), Juantxo Zeberio Etxetxipia (teclados), Itsaso Etxebeste (bajo) y Beñat Barandiaran (guitarra).

Grabado en Pottoko Studio con Fredi Peláez como técnico y contando con la complicidad, a la hora de hacer las letras, de Karlos Linazasoro y Harkaitz Cano, el quinteto da forma y fondo a un disco “muy trabajado” de manera previa. “Es un punto característico porque hemos llegado a la cita con el estudio con el grupo más hecho. Esta vez le hemos dedicado más tiempo y más medios, con lo que eso conlleva. Y eso se nota en el resultado porque cuando tienes más tiempo para cocinar, más neuronas puedes invertir. Hemos estado ensayando casi cada semana, algo a lo que no estamos acostumbrados los músicos que nos podemos ubicar en el contexto de la música improvisada, donde la labor es casi individual. Aquí hemos amasado la música, recuperando las formas de un grupo de rock garage”, describe el batería.

Más allá de la etiqueta de jazz pop que se puede aplicar a la formación, que Oleaga no ve con malos ojos “aunque, por ejemplo, hacemos un par de versiones muy excéntricas”, Mundu berria es, al mismo tiempo, uno de los cortes del disco al que da título, “una llamada a la esperanza” de un mundo nuevo “que queremos construir porque nos mueven una serie de ideales y tenemos que ir a por ellos”, y una forma de definir el propio estado del grupo. Y con él bajo el brazo, en breve llegarán los conciertos, aunque las confirmaciones de fechas, también en el caso de Álava, “están pendientes por ese factor que se llama elecciones”, ríe el batería, quien, también, reconoce que “será complicado llevar a los directos algunos colores extra que hemos podido hacer en el estudio, aunque habrá otros alicientes”.

Con todo, tampoco habrá que esperar mucho para ver al batería en Vitoria (su último paso fue hace poco junto a Ruper Ordorika) ya que, con otro proyecto, tiene previsto estar en el marco del Festival de Jazz. Y es que Oleaga parece no poder parar. “No sé cómo se hace para sonar en cada grupo distinto y al mismo tiempo a Hasier Oleaga. Es algo que todavía lo estoy intentando. Trato de hacer lo que me llena, lo que me gusta y lo que me permite seguir creciendo. Si me llama U2, pues ya veremos, porque para empezar igual no puedo, luego igual no quiero...”, comenta el músico que, eso sí, recuerda que sea en la situación que sea “ante todo, tienes que tener claro que lo más importante es la canción. Eso no lo puedes olvidar nunca. No lo es la batería ni otro instrumento, sino lo que quiero contar. Si me olvido de eso, pierdo todo el interés. En Tenpora, eso se respeta”.