Barcelona - El Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba) abrió finalmente ayer al público la exposición La bestia y el soberano con la obra Not dressed for conquering de la artista austríaca Ines Doujak, después de tres días de polémica por la anunciada retirada de la muestra por parte del director del museo, Bartomeu Marí, al no aceptar los comisarios excluir la escultura de Doujak, en la que aparecen en una escena sexual un perro pastor alemán, una activista latinoamericana y una figura que alude a Juan Carlos I.
La presión social es lo que llevó ayer a Bartomeu Marí a cambiar su opinión inicial: “La publicidad dada a la obra y las opiniones emitidas por muy diferentes sectores de la sociedad, desde el mundo del arte y la cultura hasta la política y los medios de comunicación, así como los profesionales internacionales del arte, me han hecho reconsiderar la decisión inicial de no inaugurarla”, señaló en una carta abierta.
A pesar de la inauguración de la exposición, la crisis interna en el Macba seguirá abierta, al menos, hasta la reunión de la comisión delegada del Consorcio del museo, prevista para mañana, donde el Consorcio, la Generalitat, el Ayuntamiento de Barcelona, el Ministerio de Cultura y la Fundación Macba deberán adoptar una decisión sobre la dirección del centro artístico, ya que Martí puso su cargo a disposición del consorcio, en la misma carta hecha pública ayer.
Valentín Roma, uno de los comisarios de la muestra y conservador jefe del Macba, reclamó para La bestia y el soberano “el mismo protocolo de presentación ante los medios de comunicación que el resto de exposiciones de la temporada” y apuntó que la obra en discusión, “fundamental para entender el discurso de la exposición, es una caricatura de cualquier expresión del poder soberano”.“Las obras expuestas no pueden quedar cautivas en una especie de estado de excepción. La obra de Doujak es una caricatura hacia lo que representan las instituciones, en absoluto hacia las personas”, destacó.
La muestra, que se exhibirá hasta el 30 de agosto, explora cómo las prácticas artísticas contemporáneas cuestionan y deshacen la definición occidental y metafísica de la soberanía política a través de obras de los artistas internacionales más relevantes de los últimos 15 años. El dibujo, la pintura, la instalación, la investigación artística, la fotografía, el vídeo o la performance ponen en cuestión los lugares que hasta ahora han sido entendidos como sedes de la soberanía: lo sagrado, el Estado-Nación, la instituciones modernas, la masculinidad, lo humano o la autonomía individual.
Ecos políticos Los ecos políticos de la exposición continuaron ayer en boca del conseller de Cultura, Ferran Mascarell, quien en todo momento confiaba en que la situación se reconduciría. “No me gusta que todo esto se haya producido, pero creo que se tiene que confiar en los directores para que resuelvan y afronten la competencia que tienen”, dijo Mascarell, que aseguró que no le gusta tomar decisiones en caliente y que no comentará nada “hasta que tenga todos los elementos y considere que el director ha hecho todo el trabajo que tenía que hacer”.
Por su parte, el líder del PP en el Ayuntamiento de Barcelona, Alberto Fernández, consideró “un verdadero insulto, ofensa y un escarnio” la obra y pidió su retirada de la muestra del Macba. “Ni la libertad de expresión ni el derecho a la creatividad pueden ser el pretexto o la excusa para mantener esta obra en la exposición”, apuntó. - Efe
Críticas de los trabajadores. Trabajadores del Museu d’Art Contemporani de Barcelona (Macba) exigieron el viernes, “decepcionados e indignados”, la apertura de la exposición censurada. En un comunicado, aseguraron que la situación actual en el museo “es profundamente lamentable, indigna de un museo público”, y que es responsabilidad del equipo de investigación formado por el director, el gerente, el conservador jefe y el jefe de Programas Públicos. “Todo ello no es más que el síntoma de una situación que el Macba arrastra desde hace seis años y que ha dejado a la institución en una posición de fragilidad e incertidumbre”, defendieron, y aconsejaron que el museo “se libre de presiones” y que “se revise el modelo de dirección”.