Madrid - Los cuatro equipos que desde hoy participan en la búsqueda de los restos de Miguel de Cervantes tienen como misión dar con los huesos de una persona con unas características muy determinadas, las de un varón de 69 años, con sólo seis dientes, con la mano izquierda atrofiada y con restos de plomo. En rueda de prensa, los investigadores recordaron que fue el propio Cervantes quien describió su mala dentadura, con dientes “mal acondicionados y peor puestos porque no tienen correspondencia los unos con los otros”, en sus Novelas ejemplares.
Su antebrazo y mano izquierda quedaron atrofiados tras la Batalla de Lepanto y podrían albergar partículas de plomo procedentes de arcabuzazos. Los investigadores destacaron que, según una crónica anónima, el cadáver “fue amortajado con el sayal de San Francisco y en su diestra se colocó una sencilla cruz de madera”. A eso se une que “cuatro hermanos de la Orden Tercera lleváronlo a la iglesia de monjas trinitarias, donde al día siguiente recibió cristiana sepultura”.
Hoy arranca la fase antropológica y forense que tratará de localizar sus restos óseos en una cripta con una treintena de nichos y varios enterramientos en el subsuelo. Se prevé que los trabajos duren unos diez días, según explicaron Luis Alvial, Almudena García Rubio y Francisco Etxeberria. La arqueóloga García Rubio detalló que los técnicos procederán primero a leer las inscripciones de los nichos, verán qué contienen con cámaras microscópicas y en los casos más interesantes se extraerán los restos para analizarlos en el laboratorio instalado en la cripta. Todas las crónicas indican que los restos nunca salieron del convento y por eso al forense Francisco Etxeberria le parece que buscarlo “era una tarea que había que hacer”. Y si no hay “consenso” sobre qué sucederá en caso de hallarlo, “lo que es seguro es que los restos nunca se van a sacar de ese convento” porque así lo han decidido las monjas y el Arzobispado, añadió. - Agencias