Realizar un recorrido histórico desde el siglo XII por el patrimonio musical de Laguardia a través de un libro y recoger en un disco la esencia de los dos siglos de existencia de la Capilla de Música de Santa María de los Reyes. Así expresado, en apenas unas líneas, el doble objetivo incluso hasta puede parecer sencillo, pero de eso nada. Todo lo contrario, las palabras no pueden trasmitir en este caso la cantidad de horas, viajes, apuestas, investigaciones, grabaciones, contactos... que Eduardo Moreno ha invertido a lo largo de la última década. Eso sí, el fruto de su labor es hoy una realidad doble. Tanto el libro como el disco ya están a disposición del público, complementándose el uno al otro, sirviendo como punto de referencia fundamental para adentrarse en un patrimonio que es tesoro de todos.

“Siento que es hora de acabar este proyecto. Ha sido mucho tiempo, muchos esfuerzos sin ningún tipo de ganancia económica y tengo la sensación de que ya está, hemos cumplido”, apunta el clarinetista, compositor, profesor, director e investigador, quien señala que “me quedo con la satisfacción de haber hecho las cosas lo que mejor que he podido: está hecho un libro divulgativo y un disco a un nivel alto”.

Moreno, que medio en broma medio en serio recuerda que “esta apuesta la he hecho yo, así que espero que me compren discos y libros porque si no...”, describe que es “sencillo darte cuenta del patrimonio arquitectónico o pictórico de un lugar como Laguardia, puedes ver con tus ojos los edificios o retablos; y es lo que he querido hacer en el caso de la música, hacer un mapa de lo ocurrido y, además, ponerle sonido”.

En lo que respecta al libro, editado por Piedra de Rayo, éste busca “enmarcar una trayectoria de lo que ha pasado. Lo que he intentado, de una manera muy sencilla, muy esquemática y evidente, es que linealmente se entienda lo que ha sucedido a lo largo de estos siglos, darlo a conocer con rigor y de una manera sencilla”, comenta Moreno, al tiempo que reconoce que la publicación es también una invitación a los musicólogos a entrar a “trabajar en temas específicos” ya que “aquí tienen una referencia sobre todo lo que se puede hablar”.

En cuanto al disco, éste fue registrado entre finales de junio y principios de julio pasado en Laguardia, con la producción de Sonora Estudios y la participación de grandes nombres de la escena estatal como los componentes del Ensemble de Chirimías Miguel de Arrózpide de Pamplona, las voces de Miren Urbieta o David Sagastume o la organista Saskia Roures, entre otros, contando además con instrumentos de época cedidos por la Diputación alavesa y Musikene. “La verdad es que lo duro de esto fue lo anterior a la grabación, transcribir nota a nota varias de las partituras. Han sido muchos años de seleccionar, transcribir, ver qué problemas podían aparecer, ver a quién podías traer...” recuerda el clarinetista.

Disco y libro, libro y disco, son ejemplo de un trabajo que no encuentra muchos otros ejemplos en Álava, algo de lo que Moreno es consciente. “No es que este proyecto sea inusual, es que es profundamente difícil sacar adelante una propuesta así y más hoy en día. Pero lo hemos hecho y creo que lo hemos conseguido con dignidad”.

Claro que por el camino, en estos diez años de andadura, el músico que ahora enseña, también ha aprendido. “Mi perfil como músico está en ser intérprete o compositor pero no en ser investigador”, comenta. De hecho, tiene otros retos delante, como el llevar a cabo una propuesta parecida con respecto a Rioja Alavesa en su conjunto: “a otro, esa idea le supondría quedarse ahogado, pero a mí ahora me cuesta mucho menos: sé a dónde recurrir, cómo organizar el trabajo, dónde están las fuentes... casi me puedo haber hecho otra licenciatura”, ríe no sin razón.

En ese caminar, en la elaboración de este libro y este disco que ya son una realidad palpable fruto del empeño personal del músico y de las colaboraciones, muchas o pocas, que ha encontrado a lo largo del tiempo, Moreno ha compatibilizado la labor con su actividad habitual y, cómo no, con la vida personal y familiar. “Creo que llevo años de mucho trabajo, no sólo con esto. Llevo un ritmo de vida que lo más seguro es que no sea muy inteligente”, así que es momento “de parar un poco porque ha habido años en los que me he cegado”. “Además, si puedes mirar las cosas con un poco más de tranquilidad, las vas a ver mejor” comenta consciente, eso sí, de que sus próximos proyectos esperan.