La fusión de las cadenas privadas del panorama español se hizo con afán recaudatorio, eliminando de un plumazo dos cadenas que pasaban a tener un carácter menor frente a Tele 5 y Antena 3 que iban a protagonizar la batalla por la audiencia y el ingreso monetario. La Cuatro representaba una apuesta frustrada del Grupo Prisa y se pavoneaba por su estilo elitista y cuidado, mientras que La Sexta jugaba a ser la cadena crítica, cañera y rompedora, dentro de unos límites marcados por la buena presidencia de Contreras, próximo al PSOE. El tiempo va corriendo y la Sexta sigue siendo un fenómeno a considerar por su tono, sentido crítico de la información, habiéndose labrado un lugar al sol de la competencia y batalla empresarial por el mercado. José Manuel Lara presidente-propietario de Antena 3 y La Sexta ha sabido resistir los embates del poder, que pide la cabeza de un par de profesionales de la cadena que sacan cada día el hacha de guerra y no dejan títere con cabeza en el panorama de actualidad que ciertamente ofrece abundante material para crítica y sátira. El Gran Wyoming,Mamen Mendizabal,Ana Pastor y Antonio García Ferreras han compuesto un modo de hacer televisión, singular, diferente y con un tono ácido que marca el estilo de la casa y le ayuda a ganar un aenvidiable posición en la dura y diaria oelea por ser algo en la tele. Constan movimientos y empoujones del poder para acadabr con esta forma de hacer tele, pero de momento los dueños de la cadena aguantan, sabedores de que tarde o temprano cederán a las presiones de quienes no aguantan la opinión contraria. Para complemento de la oferta televisiva está La sexta noche, que en la franje de los sábados noche marca paquete y estilo con un despliegue de opinadores que para sí los quisiera el Circo Mundial. El aire distinto y especial les convierte en triunfadores en unos formatos en los que además, la cadena de Vasile están punto incómodos. Lo suyo es la charcutería fina.
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