Vitoria - Si el pasado sábado fueron Julio Bocca y Mauricio Wainrot, hoy son Víctor Ullate y Eduardo Lao. Le ha costado llegar a la danza a la programación de la trigésimo novena edición del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz, pero en el transcurso de estas jornadas el certamen escénico se ha dejado atrapar por el movimiento.
La cita esta noche será, como de costumbre, a partir de las 20.30 horas en un Principal que, aunque tampoco demasiadas, todavía tiene algunas entradas disponibles en el segundo anfiteatro.
Los presentes se encontrarán con un El arte de la danza que el Víctor Ullate Ballet estrenó hace un par de años y que termina siendo, ante todo, una puesta en valor de ese elemento que es imprescindible en cualquier coreografía, ya sea clásica, contemporánea o lo que se quiera: el y la intérprete. “La danza es, sin duda, la primera de las artes que el ser humano manifiesta de forma instintiva. Posteriormente a la infancia, momento en el que esto sucede, en algunas personas queda arraigada esta característica y en otras simplemente desaparece o queda inhibida por otras preferencias personales, condicionadas principalmente por la educación recibida o por otras vocaciones innatas. A este primer grupo de personas pertenecen los que llamamos bailarines, palabra con gran amplitud de matices y disciplinas, cuyo nexo es el movimiento”, escribe el bailarín y coreógrafo zaragozano junto a Eduardo Lao a la hora de hablar de la propuesta con la que ambos regresan a la capital alavesa.
Composiciones de Wagner, Donizetti, Massive Attack, Caetano Veloso, Mozart, Chopin o Bebe, entre otros, se mezclan en un espectáculo que viaja por las distintas disciplinas que forman parte de la vida de un bailarín. “Es un alarde de músicas, coreografías y estilos”, ha dicho Ullate en sus pasos anteriores por escenarios de Euskal Herria con este montaje. El Premio Nacional de Danza ha asegurado que la propuesta hace “vibrar” al público.
Bajo estas premisas, El arte de la danza se encuentra hoy con el público del Principal, no tanto un proyecto basado en un argumento definido ni tampoco una sucesión de coreografías inconexas, sino una puesta en valor del trabajo sacrificado de aquellos y aquellas que hacen de la danza su principal forma de expresión. Una idea que en estos tiempos de crisis parece tan elemental como urgente. Además, con el paso de la compañía, el festival se despedirá del ballet por este año.