Araia - Hoy, en el marco del XXII Fin de Año Musical de Araia, tendrá lugar una charla-concierto con el título de El baile público con txistu durante el siglo XIX en Araia, Zalduondo y Agurain. La conferencia, que tendrá lugar a las 20.00 horas en Andra Mari Aretoa, será impartida, e ilustrada con el txistu, por el profesor Kepa Pinedo.

La labor de Pinedo, en esta materia, parte de la recopilación de partituras y la indagación en la memoria de la gente mayor. Nos situamos en una época en la que no había medios de comunicación de masas, radio, cine, tocadiscos ni televisión, ni los transporte actuales que facilitasen el traslado a otras localidades, por lo que la gente en los pueblos, los domingos por la tarde, no tenía más oportunidades de esparcimiento que los bares y sidrerías y el baile en la plaza. De la música se ocupaban las bandas y, donde no las había, los txistularis. En las localidades de referencia de la charla-concierto, Araia, Zalduondo de Agurain, había bandas, pero se alternaban con los txistularis en las interpretaciones musicales.

Tan importante era la función de estos txistularis -cuenta Pinedo-, que tenían la consideración de funcionarios municipales, accediendo a su puesto por oposición. Tocaban solos, acompañándose del tamboril, o con un atabalero. Como es natural, casi todos los ayuntamientos tenían su txistulari o tamborilero, al igual que las parroquias tenían su organista. Había mucha relación entre todos ellos, que se intercambiaban sus partituras y sus creaciones, pues muchos de ellos eran compositores.

La época dorada del baile público con txistu va del año 1850 al 1920. Después, el cada vez mayor desarrollo de las bandas de música, así como la competencia con el acordeón, provocaron su decadencia. Además, a partir de 1927, la asociación de txistularis desaconsejó el baile “agarrao”, promoviendo el baile suelto y la música tradicional.

Pinedo aprovechará la charla, además, para hacer un llamamiento para que alguna institución se haga cargo del importante material musical por él recopilado, para su clasificación y difusión, ya que constituye parte de nuestro patrimonio.