carmen San Esteban (Gasteiz, 5 de abril de 1965) asegura que su profesión, la de actriz, tiene mucho que ver con el surf. Hay que ser paciente y constante, no rendirse y, eso sí, cuando llega la ola buena, no dejarla escapar. Quizá por eso su carrera ha saltado del teatro al cine, del cine a la televisión, del cabaret a la radionovela, siempre en busca de la ola perfecta. Y en esa búsqueda se ha topado con la directora Ana Murugarren. Junto a ella ha rodado Tres Mentiras, una película sobre los niños robados en los años setenta que abunda en los retratos femeninos desde la adolescencia hasta la edad madura.

“La peli recrea dos vidas, la de 1971, en la clínica El Consuelo, un piso ilegal de los que existían entonces para albergar a señoritas embarazadas, y la época actual, en la que una mujer descubre que es hija vendida y decide descubrir quién fue su madre”, señala San Esteban. La película, fruto de la apuesta de la productora bilbaína Blogmedia, ya ha conseguido lo más difícil, ser exhibida en las salas comerciales. En un momento en el que “nos acostumbran a consumir cultura como fast food”, Blogmedia al menos ha colado su plato en la carta del restaurante. Habrá que animarse a probarlo.

“El cine, el teatro, la pintura y la música han de emocionarte, tiene que sucederte algo, el arte para mí no es comida rápida, y hay productos que nutren al espectador de otra manera”, afirma la actriz vitoriana.

El cine, sí, es en gran parte comida rápida, pero a precio de menú degustación. Por ello, San Esteban ve con buenos ojos que los gerentes de las salas arriesguen y hagan experimentos como las reducciones puntuales de precios que se han saldado con un rotundo éxito y que de hecho se van a repetir, pero eso sí, no cree en la cultura gratis. “Eso ha sido un grave problema para la cultura, nos han acostumbrado a que las cosas sean gratis, y hay que pagar un precio, igual que pagamos la barra de pan. Pero -puntualiza-, sin gravarlo con tantísimos impuestos; tienes que posibilitar la distribución y la exhibición, y todos tenemos que acostumbrarnos a poder subsistir de nuestra profesión, yo cuando el electricista me arregla algo le pago la factura, la salida del taller y la pieza”.

Como muchas veces no es así, como la incertidumbre es el pan nuestro de cada día de los artistas en general, San Esteban y el artista plástico Ernesto Esparza han buscado la cuadratura del círculo en una aventura que mezcla la búsqueda de la estabilidad con el desarrollo de sus carreras. ¿Cómo? Haciéndose cargo del bar El Andén (calle Rioja, 26) y transformándolo en un café teatro.

“Nos liamos la manta a la cabeza para montar un proyecto de vida en el que esperamos albergar en breve, cuando el proyecto hostelero se asiente, un pequeño café teatro, algo que siempre me ha ilusionado mucho”, explica Carmen, que junto a Esparza trata ahora de consolidar el negocio que ambos combinan con sus respectivas profesiones, antes de anunciar las primeras funciones.

Y mientras El Andén va cobrando su nueva forma, Carmen sigue cazando olas ahí fuera. “Tengo dos intervenciones en el Festival Internacional de Teatro de Vitoria. Hay un espacio de microteatro con tres colectivos, cada uno construiremos una micropieza con hilos comunes y los espectadores, de diez en diez, viajarán por ese universo. A la vez he tenido la suerte de participar en Los huerfanitos de Traspasos, que clausurará el Festival con actores de la talla de Rafa Martín Morante, Txema Blasco, José Ruiz de Azua, Miguel Olmeda o Txortas (Javier Alkorta)”, explica.

Además, Carmen ha participado en la resurrección de la radionovela que están impulsando Radio Vitoria y el Festival de Teatro con el certamen de guiones para radio teatro, que este año celebra su segunda edición. “La radio ha sido un medio un poco olvidado, pero todos lo que somos escuchadores de radio sabemos que viajamos a otros mundos a través del oído”, afirma Carmen, cuya voz ya ha volado a través de las ondas en proyectos como Afrodita, en el que dirigía “un pseudoconsultorio esotérico” cuya magia consistía en que “el oyente no te pone rostro, es la voz la que le conduce”. Es un medio que tiene algo de íntimo y entrañable, sobre todo a la hora de actuar. “Es igual que el doblaje, como uno se lo imagina; un atril, un texto, un micrófono, y más vale que no te muevas porque cualquier sonido se te cuela en el micrófono”.

No es que en el teatro convencional, por otro lado, se haya llegado a actuar con un atril y un texto, pero los medios económicos han reducido mucho los presupuestos de las producciones y, en esa situación, el gremio busca alternativas. “Hay menos distribución, menos consumo, hay menos espectáculos que pueden llegar a girar por el Estado o internacionalmente; el mercado ha bajado. Se quiere comprar a la baja y eso afecta al tipo de producciones y a los medios que tengan esas producciones”, y ante esa situación se producen fenómenos “como los que se dan en Madrid y Barcelona y que ya ocurrieron cuando el corralito de Argentina; el pueblo necesitaba consumir teatro y los actores necesitaban producir teatro, y esos espectáculos se exhibían en las casas”, afirma la actriz gasteiztarra.

Sean como sean las circunstancias, San Esteban tiene claro que “hay que ser capaz de aprovechar lo que te viene cuando te viene” y ser siempre fiel a sí misma. “Prefiero actuar de forma terapéutica y como profesión que hacerlo en la vida real” concluye.