Donostia - El realizador Hermes Paralluelo llega a Donostia con una historia íntima, personal, que le asaltó al darse cuenta de que no podía pensar en sus abuelos por separado: tras 60 años de casados, la interrelación entre ellos era demasiado poderosa.
Es el segundo largometraje de este joven calmoso de ojos profundos y terriblemente enamorado del cine. Así hace también sus películas, con calma, planos largos que sugieren el paso del tiempo, el amor, la complicidad, el miedo o la duda.
Y en No todo es vigilia, una coproducción con Colombia con la que pelea por el galardón a los Nuevos Directores, añade pedazos de la vida de dos ancianos que ya no saben dónde están sus fronteras.
“Habla de la interrelación tan grande de estos dos seres humanos que llevan 60 años juntos y que no sé si al llevar tanto tiempo juntos en qué punto termina una persona y empieza la otra, y habla de su dinámica de unirse y separarse, que es cíclica, y cómo cada vez que se separan la dinámica les lleva a unirse, y al revés”, explica.
No todo es vigilia transcurre en dos tiempos, una primera parte ligada al desconcierto que les produce a los ancianos estar ingresados en un hospital y una segunda donde la casa del pueblo aragonés en el que viven es un reflejo de su desamparo y de su soledad.
Una historia de ancianos que rondaba la cabeza del director quien se dio cuenta de que, “inconscientemente” recurría una y otra vez a detalles contados por sus abuelos. Así que Felisa Lou y Antonio Paralluelo, ambos en los 85 años, se convirtieron en actores.
“Yo siempre había tenido la necesidad de rodarlos, de grabarlos, pero cuando hice las pruebas vi que me estaban dando mucho”, explica. Tanto, que el espectador ve sus reacciones más íntimas y emocionales, y sus “cariños”, señala Paralluelo, “aunque no parezcan escenas idílicas de amor, pero ellos usan las pocas fuerzas que les quedan para tratar de seguir juntos”. Y el miedo que les da acabar en una residencia.
Paralluelo estudió en Barcelona pero se formó realmente en Argentina, donde rodó sus primeros cortos y su largometraje Yatasto, un documental en torno a los cartoneros de la ciudad de Córdoba, que fue muy premiado.
“Este recorrido ha hecho que esta película haya sido un poco más sencilla y eso es gratificante”, considera el realizador. - Efe