vitoria - Sinaia se gusta. Y eso es bueno. “Está mal que nosotros lo digamos, pero molamos”, afirma Valen, el solista, exultante por la respuesta de quienes se ha acercado a los primeros conciertos. Es en los directos donde la banda estalla. Sopapos de adrenalina depurada que van y vienen hasta alcanzar la catarsis. Menos mal que lo suyo “es rock melódico, así de simple”.
Las reseñas coinciden en que uno de sus mejores temas es ‘Columnas de humo’, una dura crítica a la manipulación de los medios. ¿Le preocupa cómo puede quedar esta entrevista o seguimos adelante?
-Podemos seguir adelante, porque de momento lo que tengo que contar no es demasiado interesante (risas). Somos unos artistas pequeños y no hay por qué darle ninguna interpretación a lo que decimos. Pero es verdad que nos preocupa cómo los medios de comunicación se han transformado en medios propagandísticos. Es así. Está todo lleno de columnas de opinión, de juicios de valor... No hay noticias puras. Pero nos parece muy bien que os intereséis por nosotros, ¡por supuesto!
Hablemos, pues, de la banda. Se forma en 2011 y el disco se graba en 2013. ¿Sin prisa, pero sin pausa?
- Durante esos dos años, el núcleo de la banda, que nace de Javi y de Rodri, los guitarras, desarrolla ideas. Va pasando gente por el grupo, bajistas y cantantes, hasta que encuentran las piezas adecuadas, que somos Dani, Iván y yo. Compenetrándonos y demás pasaron dos años. Como casi todas las cosas que empiezan sobre rodado. Tenían una idea, querían un sonido muy determinado y lo hemos ido esculpiendo, desde la experiencia previa que todos teníamos.
¿Por qué ese nombre, Sinaia?
- No queríamos condicionarnos con un nombre que sonara antisistema. Queríamos un nombre propio, que la gente le encontrara significado, algo relacionado con nuestra música. Tiene las vocales abiertas, suena casi igual en cualquier idioma... También es un monte y el nombre del primer buque que transportó exiliados republicanos a México. Y eso le daba un toque místico que nos gustaba.
Han recibido muy buenos elogios de las revistas especializadas. ¿Se sienten identificados en los aplausos o no esperaban tanto?
- Nosotros estamos muy contentos con el trabajo. Creemos que ha quedado muy chulo para ser el primer disco y nos esperábamos que sorprendiese, porque no hacemos un rock o un punk al uso. Es una fusión. Nos gusta salirnos de los cánones establecidos andando cerca de ellos. Lo que no teníamos claro es si eso lo iba a recibir bien la prensa especializada y la gente más ortodoxa y, aunque sabíamos que íbamos a sorprender, no esperábamos tan buenas críticas.
Hay quienes les alaban como instrumentistas y quienes destacan sus letras. ¿Cuáles son sus principales fortalezas?
- Sonamos contundentes y a la vez con melodía. Ésa es, de hecho, la idea principal del grupo. Nos gusta el rock duro, heavy, punk... Pero nos gusta cantar, que el público pueda involucrarse con la melodía. Nos parece más dinámico y divertido. Puede haber una canción más hardcore, otra más hardrock, otra con tintes más metálicos... Pero todo tiene una columna vertebral muy identificable que es el punk rock melódico. Nos encanta Green Day, Bad Religion, The Offspring, Dickers, Barricada... Y cantamos en castellano porque para escribir me resulta más cómodo y es muy rico en matices. Es una opción guay para escribir y para que te entienda mucha gente.
¿De las letras que me cuenta? Suenan rabiosas.
- Con nuestras letras nos desahogamos, tienen un tinte personal, de expresión de sentimientos. Nos enfocamos más en el individuo que en la masa porque creemos que es más fácil que las personas se identifiquen con letras no ambiguas pero sí abiertas y vean los destellos de sus experiencias personales en ellas. Ése es nuestro propósito, más que intentar ser dogmáticos. Evidentemente somos un grupo de rock con canciones protesta pero, en lo que duremos como banda, vamos a intentar evitar ser dogmáticos. Eso de anarquía y cerveza fría está muy bien cantarlo, pues es una manera de enseñar a pensar de manera crítica, pero nosotros aspiramos a un poquito más, dar más literato a todo ese sentimiento reivindicativo.
¿Qué tal la respuesta del público en las presentaciones del disco?
- Maravillosa. Nos estamos viendo muy respaldados. Les mola lo que hacemos, les parece fresco, adrenalítico. De hecho, con los directos hemos hecho nuestro segundo videoclip. La gente se vuelca, canta las canciones... Nos llevan en volandas.
Y ustedes también se vuelcan en el público, a tenor de las fotos que ruedan por su ‘Facebook’.
- Sí (risas). Es que es donde creemos que funciona la banda, en directo. El disco mola, está muy bien trabajado en estudio, pero nuestra baza es el directo. Son canciones muy accesibles, contundentes, y eso en directo es una combinación explosiva. Y aunque la gente no se conozca las letras, los ritmos son fáciles de seguir. Es un feedback continuo. Si ellos se divierten, nosotros nos divertimos más y nos vamos subiendo hasta el final del concierto, que suele ser apoteósico.
Suerte hoy en Gometxa y a ver si es la primera de muchas visitas.
- Tenemos amigos que conocemos de hace tiempo, así que va a ser un fiestón seguro. Y al ser la primera gira hay mucha gente que no sabe lo que hacemos pero se lleva sorpresa porque, aunque es nuestro primer disco, por separado somos músicos con trayectoria. Y está mal que yo lo diga pero nuestra banda mola un montón. Todos nos lo pasamos genial. Nos entendemos, la gente lo ve y lo comparte. Y sí, ya tenemos cerrado un concierto en otoño en la Jimmy Jazz. Nuestro bajista vive en Vitoria, aunque es de Logroño, así que... Esperamos repetir más veces.