MADRID. Repitiendo la iniciativa de 2011, para elaborar este informe se ha realizado una amplia encuesta entre los agentes de la cultura española en todos los grandes sectores de mayor peso social y económico.

En este punto radica la originalidad de la encuesta, ya que retrata la situación a través de los agentes culturales, dando voz a los auténticos protagonistas de la cultura, "la caja negra", en opinión de Patricia Corredor, autora del informe.

En comparación con el estudio anterior, "la percepción ha empeorado claramente, pasando del 5,1 de 2011 al 4,5 de 2013, lo que supone un retroceso de 0,6 décimas. La cultura en España camina difícilmente por el filo de la navaja", dice Corredor.

Frente al optimismo de los agentes consultados en la primera encuesta, el estado de ánimo en el segundo informe ha pasado "del optimismo a la prudencia, sin pasar por la resignación".

Aunque el informe no tiene "pretensión de representatividad", según Corredor, sí posee capacidad de pronóstico "y la ambición de contribuir a orientar las políticas públicas y las estrategias privadas de futuro".

En la presente encuesta se han añadido cuatro preguntas relativas principalmente a la imposición fiscal y al sistema de mecenazgo. Los resultados en torno a la primera cuestión "son los peores de toda la encuesta", señala Corredor.

Así la pregunta sobre si el tratamiento fiscal de la cultura es justo y apropiado para su promoción se ha valorado con 1,7, mientras que la cuestión sobre si el IVA de las actividades culturales permite su desarrollo, se ha puntuado con 1,5.

En lo que respecta al mecenazgo, "las cifras muestran grandes esperanzas pero a la vez detectan prudencia sobre su impacto y desconfianza en su aplicación". Así se ha puntuado con 5,3 la afirmación de que el mecenazgo puede ser una alternativa potente de financiación de la cultura, y con un 5,5 el que una regulación favorable al mecenazgo impulsaría decisivamente la cultura.

En estas puntuaciones destaca también el optimismo por el destino de la cultura española en su relación con las redes y soportes digitales, tanto desde el punto de vista de la creación como de los propios usuarios. Por el contrario, las puntuaciones mínimas se agrupan sobre las cuestiones en torno a las políticas públicas culturales.

Destacan las calificaciones obtenidas por las esferas de actividad, en las que la creación (5,7) y el uso de la cultura (5,4) obtienen un aprobado alto, frente al suspenso medido de la producción/edición (4,7) o de la distribución (4,5) y el suspenso de las políticas culturales (3,4) y la proyección exterior de nuestra cultura (3,5).

Entre los 304 agentes culturales que han participado en la encuesta figuran Juan Barja, director del Círculo de Bellas Artes; Albert Boadella, director artístico de los Teatros del Canal; Borja Cobeaga, director de cine; Alberto Corazón, creador; Agustín Díaz Yanes, director de cine; Inma Chacón, escritora o Teresa Lizaranzu, directora general de Política e Industrias Culturales y del Libro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte.

Los encuestados procedentes de las artes pláticas son los únicos que han dado un aprobado (5,2) a la cultura, seguidos del sector del libro y bibliotecas (4,9) mientras que los que peor la han valorado son los de las artes escénicas (3,8) y la música e industria discográfica (4,1).

La encuesta cuenta con una casilla abierta a las observaciones, que se han sintetizado en el informe con afirmaciones como que España "carece de un modelo de política cultural orientado al desarrollo del sistema. Por eso la situación es tan catastrófica y la cultural está en manos de personas con escaso conocimiento y experiencia del territorio que ocupan".

Se considera el IVA de la Cultura "inaceptable" y un lastre para "el desarrollo de la actividad cultural viva". También se califica de "desastre" la forma de tratar "el impacto de la digitalización y su impacto en la cultura" y se cree "vital que se legisle activamente para que los que descargan contenido pirata puedan ser condenados".