MADRID. Junto a la bióloga Ana Garcia, este chef de Pamplona ha encontrado un nuevo mercado para las afamadas verduras de Navarra, ya consagradas por sus cualidades gastronómicas y ahora también ingredientes de cremas, emulsiones, aceites y aguas para limpiar y enriquecer el cutis.
"La cosmética y la gastronomía tienen mucho en común. A excepción del sabor, elaborar una crema implica transmitir un aroma, una textura y un color, como en el caso de la creación de los platos", ha explicado el chef en una entrevista con Efeagro, en el marco del congreso Madrid Fusión, que hoy celebra su segunda jornada.
Igual que el chocolate o el vino, que ya se utilizan en muchos lugares del mundo para tratamientos cosméticos por sus cualidades antioxidantes, la huerta de Navarra tiene "un enorme potencial cosmético", según Rodero.
Los cosméticos son cien por cien naturales y resultado de una investigación científica liderada por este chef y la bióloga.
Los perfumes del café, del romero o de la rosa se han utilizado para enriquecer las propiedades anticelulíticas de la alcachofa, los antioxidantes del espárrago o las vitaminas que contiene el pimiento del piquillo.
"Estos productos tienen una gran cantidad de principios activos", ha detallado el cocinero.
Este proyecto es una faceta más de la filosofía culinaria de este chef navarro, convencido de que la gastronomía tiene que ir de la mano de huerta y de la temporalidad de los productos, a ser posible locales.
En este sentido, ha recordado que "quizás como consecuencia de la crisis nos hemos dado cuenta de que cocinar con productos locales y de temporada es más sano, sostenible y barato".
En esta línea está orientada la ponencia que el chef liderará esta tarde en el auditorio del congreso -"Las verduras como plato principal"-, en la que pretende demostrar las cualidades de las hortalizas de invierno, "esas que son capaces de resistir temperaturas bajo cero".
Según el chef, el cardo, la borraja o el brocoli que se cultivan en la huerta navarra "son capaces de desarrollar sus propios anticongelantes (pectinas) y aportar texturas y sabores muy particulares a los platos".
El resultado de esta investigación son platos como flores de cardo con emulsión de trufa, ostra con borraja y algas, bombones de coliflor y brócoli, o una particular garnacha de cebolla, su "producto fetiche".
"Es el alma de la cocina. Prefiero una buena cebolla a un bogavante", ha afirmado.