sevilla. El veterano editor Constantino Bértolo, que cumple diez años al frente del minoritario sello Caballo de Troya, perteneciente al grupo Penguin Random House, dijo ayer a Efe que "los premios literarios son una de las formas de corrupción más claras de este país". "Sorprende que los autores que han participado en ese tinglado de los premios se rasguen luego las vestiduras hablando de la corrupción de los demás; yo no los disculpo aunque entiendo que es difícil llevar a cabo la carrera de un escritor de una manera digna, incluso en lo económico, sin entrar en ese juego", añadió. El editor matizó que no quiere decir que "todos los premios estén amañados; pero cuando hablamos de premios sabemos de qué premios hablamos".

Bértolo, que intervino en la Universidad de Sevilla en un encuentro sobre la crítica literaria actual, dijo que "la crítica se ha adaptado al papel de mero acompañante del marketing editorial; es como una publicidad que busca cierto crédito y que difícilmente lo encuentra", e ironizó diciendo que si habla así es porque, a sus 67 años, su vida laboral está acabando.

Con Internet "la crítica ha engordado, pero no ha crecido, porque sus valores y su selección es la misma; lo más importante no es el texto de la crítica, sino su selección, quién crea la necesidad de leer qué; y eso no lo hace la crítica sino el marketing editorial".

"Pertenezco a una época en la que los editores leían; hoy un editor que lee es un fracasado; si para publicar algo tienes que leerlo antes, mala cosa", añadió Bértolo, por cuyas manos pasan unos 500 manuscritos de narrativa al año, de los que sólo publica una media de ocho anuales.

Sobre si merece la pena enfrentarse cada año a esos 500 manuscritos, contestó con lo mejor de estos diez últimos años de trabajo: "Cuando encuentras un texto nuevo y reconocido, que ha llegado de manera espontánea" y que "si tú no lo publicas, a lo mejor no se publica nunca; en ese momento sabes por qué trabajas y que lo que haces tiene sentido". La mayor parte de las novelas que publica no son largas, a diferencia de los superventas habituales, de los que dice que "los best-sellers son como una habitación cómoda, deben ser habitables y, si son grandes, te acogen mejor; pasa como con la habitación del hotel, que tiene televisión, flores y algunas hasta libros".

De los 80 libros publicados en Caballo de Troya -nunca más de 11 al año- cinco no sólo han conseguido una segunda edición sino que han llegado a edición de bolsillo, aunque aseguró que si vende 600 ejemplares de media debe estar satisfecho. Sobre que un gran grupo editorial mantenga en su seno un sello como Caballo de Troya, afirmó que tiene un sentido, primero porque "el capital vende lo que sea" y, segundo, porque "las editoriales independientes o pobres exploran para las grandes" y lo que él hace es trabajo de cantera".