gasteiz. Cuatro historias abiertas, cuatro dibujos. También cuatro manos para componer un nuevo y efímero paso de la propuesta del Detector de mentiras que Juan Ibarrondo y Marta Gil ya realizaron hace justo un año en el marco de Inmersiones. En aquella ocasión fue el concepto de la paz el que les unió con el público. Esta vez son las personas migrantes las que centran su atención. Lo hacen en la última presentación de los proyectos artísticos apoyados por Montehermoso en este 2013 y es en el centro cultural donde, hoy y mañana, los creadores y los ciudadanos que así lo deseen caminan juntos.
No es un decir puesto que tanto esta tarde, de 19.00 a 20.00 horas, como mañana, de 11.00 a 13.00 horas, quienes acudan al espacio de lo alto de la colina podrán compartir con el escritor y la artista plástica un laberíntico recorrido por palabras e imágenes para componer sus propias reflexiones a partir de las historias planteadas. "Todos somos migrantes puesto que la vida es eso, transitar de un sitio a otro", apunta Ibarrondo, consciente de que en la sociedad actual siguen vigentes no pocos prejuicios y leyendas urbanas que arrojan una visión sobre los inmigrantes y emigrantes. "Nosotros nos preguntamos: ¿y cómo podemos combatir esas situaciones desde el arte?". Ahora muestran la respuesta.
En lo formal, Detector de mentiras sobre las personas migrantes se presenta como un laberinto sobre el suelo de la primera planta de Montehermoso que va conduciendo al visitante por cuatro historias distintas, relatos sin acabar cuya continuación depende del público y que hablan, por ejemplo, de un joven que debe parecer menor de edad para poder quedarse en el Estado o de una licenciada que pone copas en Berlín. Palabra y dibujo son una invitación que concluye en un último espacio donde lo único que se presenta es un espejo, el reflejo de un público que también migra.
"Nos mueve una visión positiva de la migración", comentan Gil e Ibarrondo, que también van a realizar un vídeo durante estas 48 horas de exposición interactiva para documentar la segunda parte de este Detector de mentiras que ya tiene en mente su próxima temática a tratar, el feminismo.
El acceso a las visitas compartidas, más que guiadas, será gratuito aunque el aforo es limitado. El contacto con los asistentes es esencial para que el proyecto cobre todo su sentido y aunque la respuesta siempre es una incógnita, la pregunta ya está lanzada, también para aquellos que no acudan cuando se realicen los recorridos.
De esta forma, ambos creadores dan un nuevo paso dentro de una relación artística que nació del contacto en la calle, de los amigos comunes, de los espacios compartidos.