Donostia. La entrevista tiene lugar en el despacho contiguo al que un día ocupó la antigua coordinadora general de Musikene. Así lo atestigua el cartel, aún sin cambiar, colocado en la puerta de la estancia que recuerda el paso de Carmen Rodríguez Suso por el centro. Su mandato fue tan breve -año y medio- como convulso, y estuvo salpicado de dimisiones, huelgas y hasta manifestaciones en la calle. La comunidad educativa se alzó contra ella y tanto el profesorado como los alumnos calificaron su gestión de "unipersonal y despótica", al tiempo que expresaron "sospechas de prevaricación" y denunciaron diferencias radicales en criterios educativos. Rodríguez Suso incluso tuvo que comparecer en el Parlamento Vasco por la supuesta contratación irregular de un profesor, hasta que en junio de 2011 la presión le obligó a dimitir y el Gobierno Vasco nombró una comisión gestora que, con Patri Goialde (Sao Paulo, 1957) como gestor académico, recondujo la situación.

Han pasado dos años y medio desde la crisis de Musikene. ¿Están las heridas totalmente cerradas?

El Patronato cambió la dirección del centro y su funcionamiento, y Musikene volvió a ser lo que era. Obviamente, hoy tenemos problemas porque vivimos una situación económica y social de la que no nos podemos abstraer, pero aquella situación de crisis aguda que vivimos se ha superado.

Sin embargo, su propia figura, la del gestor académico, es una herencia de aquel periodo convulso.

La solución fue establecer una comisión gestora con tres responsables que tomaran las decisiones de modo colegiado: Alicia González, gestora de recursos humanos; Idoia Aguirre, gestora económico-presupuestaria, y yo como gestor académico.

Pero la gestora nació como un órgano provisional que duraría "unos meses"...

Cualquier decisión sobre el organigrama debe tomarla el Patronato de la Fundación Musikene, presidido por la consejera de Educación.

¿Y en las reuniones del Patronato no se hablado de volver a un esquema de dirección clásico y recuperar la figura del coordinador general?

De momento no: ni en las reuniones que tuvimos con el Gobierno Vasco anterior (PSE-EE) ni tampoco en la que hemos tenido con el actual (PNV). Este mes volverá a reunirse el Patronato, que en los últimos tiempos ha abordado sobre todo cuestiones técnicas.

Cuando aceptó la gestión académica, ¿pensó que estaría tanto tiempo en el cargo?

No lo sabía. Era consciente de que es un cargo provisional, pero de momento continuamos adelante. El funcionamiento de la gestora ha sido muy bueno, no nos conocíamos pero ha habido mucha química y empatía entre los tres, lo cual ha facilitado la resolución de los problemas.

¿Cuáles son los principales escollos que han tenido que salvar?

Tratar de restablecer la normalidad académica de un centro al que llegamos cuando los escolares estaban en huelga y los trabajadores sentían una grave desconfianza. Recuerda que uncluso se llegó a hablar de cerrar Musikene... Por eso, hubo que recuperar los cauces de comunicación y restablecer la confianza.

Sin olvidar los ajustes económicos...

Hubo que regularizar las situaciones laborales, se eliminaron relaciones mercantiles y se clarificaron problemas como el pluriempleo. Se comenzó a negociar con el comité de empresa un convenio colectivo propio y se intentó diseñar un presupuesto ajustado a la nueva situación, porque nuestra llegada coincidió con el inicio de la crisis económica. Musikene no puede vivir de espaldas a la sociedad y la crisis también nos afecta. Ha habido que tomar decisiones para revisar la naturaleza de los gastos y eliminar los que podían eliminarse, todo ello sin perder de vista que el objetivo es ser un centro de calidad: tenemos que ofrecer calidad en la enseñanza pero ser un centro viable.

Precisamente, en su día se criticó el gasto en algunos profesores que cobraban honorarios astronómicos por impartir clases magistrales...

En este momento no hay profesores que vienen un día, imparten una master class y se van. Las clases magistrales entendidas de ese modo han desaparecido, no porque no sean útiles para el alumno, sino porque era necesario reducir los gastos. No obstante, gracias a los convenios suscritos con instituciones como la Orquesta Sinfónica de Euskadi (OSE), la Quincena Musical, la asociación Musikagileak o el Jazzaldia, hemos logrado organizar clases magistrales como la que recientemente ofreció a nuestros alumnos el pianista Ivo Pogorelich. Ahora vamos a firmar un acuerdo con Eresbil y con el Festival Internacional de Música Contemporánea Smash, que celebrará su próxima edición estos días en Donostia. Ese entramado de convenios nos facilita la realización de actividades que no podríamos afrontar nosotros solos debido a los problemas de presupuesto.

¿Qué otros gastos han tenido que eliminar o reducir?

Sobre todo los gastos generales del centro, que se han reducido todo lo posible. Un ejemplo de ello es la renovación y la compra de instrumentos: es un gasto caro que hemos tenido que reducir.

¿Y ha costado recuperar la credibilidad de un centro que siempre ha sido un referente en el Estado?

Se ha hecho un trabajo consciente de transmitir una imagen diferente del centro, que además es la real. Musikene se caracteriza por las actuaciones externas de nuestros alumnos, que siguen ganando premios en concursos, realizan másters en escuelas europeas de primer nivel... En este centro se han formado alumnos que han tenido un importante recorrido profesional y eso hay que transmitirlo.

Siempre se subraya la excelencia de Musikene, ¿pero cuál es su particularidad?

Normalmente hay un centro por comunidad autónoma, aunque algunas, como Cataluña, tienen tres. La peculiaridad de Musikene es que la mayor parte de sus profesores, sobre todo los de instrumento, son intérpretes en activo. Eso es algo que no ocurre necesariamente en todos los centros y en Musikene sí se da. Otro aspecto es el gran esfuerzo que hacemos para dar proyección externa a las actividades de los alumnos, cuyas actuaciones fuera del centro son parte del plan lectivo. Nuestra labor es que los alumnos se acostumbren a actuar en vivo para que sepan la responsabilidad que conlleva...

¿Es consciente la sociedad vasca de la importancia de Musikene?

No lo sé. Hemos hecho un gran esfuerzo por transmitir nuestro trabajo. Nuestros alumnos tocan con la OSE, ofrecen una gran variedad de conciertos fuera del centro y la gente que acude a ellos se asombra de que Musikene tenga tantas agrupaciones musicales que actúan en diferentes circuitos: participamos en ciclos de Kutxabank, hace poco estuvimos en el auditorio de Hondarribia, en el conservatorio de Vitoria, en Lugaritz... Cualquiera que haya asistido a esos conciertos puede comprobar que tenemos alumnos capacitados para trabajar en un contexto profesional. Hay que seguir trabajando en esa línea porque aunque hemos ido ganando en visibilidad, nunca es suficiente, y tener una presencia en el entramado cultural vasco es un objetivo prioritario.

¿Y cuál es el reto más inminente?

Implantar estudios de post-grado en Musikene. Ahora mismo estamos trabajando en colaboración con la OSE para crear un máster de estudios orquestales pero aún falta la tramitación. Hasta el próximo curso o hasta el siguiente no se pondrá en marcha, pero en principio, la parte del estudio se haría en Musikene y las prácticas en la OSE. La mejora siempre es importante, debe ser un objetivo constante.

¿El centro es mejor valorado fuera que dentro del País Vasco?

Creo que está bien valorado en el exterior y creo que cada vez está mejor valorado dentro del País Vasco. Poco a poco, los esfuerzos por trasladar al exterior el trabajo interno que hacemos van dando fruto. Es difícil responder a la pregunta sin echarnos flores a nosotros mismos y además, debemos ser cautos y justos, ver cuáles son nuestras fortalezas y nuestras debilidades, qué aspectos hay que mejorar y corregir.