MADRID. La renovación del lenguaje plástico de la escultura y las propuestas de gran "intensidad estética" de este artista, nacido en Barcelona en 1955, han sido los aspectos destacados hoy por el jurado del Premio Velázquez, dotado con 100.000 euros, según el fallo dado a conocer por el ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, cuyo departamento otorga el galardón.

El jurado, presidido por el director general de Bellas Artes, Jesús Prieto, ha destacado "la coherencia de una trayectoria en la que ha renovado en profundidad el lenguaje plástico de la cultura, integrando poesía y conceptualización con propuestas de gran intensidad estética".

Plensa, en declaraciones a Efe, ha confesado sentirse "hiperemocionado " por la concesión de este premio, que le ha comunicado el ministro Wert: "Es un sueño, sólo el nombre de Velázquez ya es apabullante", ha asegurado.

El escultor, que se encuentra en Barcelona recién llegado de Chicago y Nueva York, donde ha permanecido casi durante un mes para preparar dos exposiciones para el próximo año, ha indicado que es un premio que no esperaba, pero que sigue "desde siempre", ya que es con "el que sueña todo artista".

Este galardón, que premia el conjunto de la obra de un creador del ámbito de las artes plásticas en Iberoamérica, nació en 2002 con la pretensión de convertirse en el Cervantes de las artes y tiene carácter anual, aunque en 2012 no se falló.

El director general de Bellas Artes ha recordado cómo la obra escultórica de Plensa, que ha colaborado en el teatro y la ópera en el diseño de escenografía y vestuario con La Fura del Baus, ha tratado multitud de materiales.

Prieto ha hecho también hincapié en el carácter público de las obras de Plensa, que se encuentran expuestas en espacios de ciudades de numerosos países.

Y es que Plensa es uno de los artistas plásticos con más proyección nacional e internacional, el cual precisamente obtuvo el pasado 27 de noviembre el Premio Nacional de las Artes Plásticas en reconocimiento a su preocupación por la humanización del espacio urbano.

Tras sus estudios en la Llotja, la Escuela de Artes y Oficios de Barcelona, y en la Escuela Superior de Bellas Artes de Sant Jordi, trabajó en talleres de forja y mecánica. Y del hierro forjado y fundido, origen del que parte su obra, pasó a incorporar materiales tan diversos como el cristal, el plástico, el alabastro, la resina, el nylon e incluso el sonido y la luz.

Plensa, el cual muchas veces ha recalcado que su obra debe más a poetas como Baudelaire, Blake, Goethe, José Ángel Valente o el valenciano Vicent Andrés Estellés que a los artistas, siempre se ha alejado de la escultura tradicional.

En su obra, el eje central lo protagoniza el hombre y su relación con el entorno; y de hecho, el espectador puede tocar algunas de sus piezas, escucharlas o entrar en ellas.

El "Libro de Vidrio", de 1982, abrió su etapa de esculturas realizadas en hierro forjado y, aunque en un principio solamente lo forjaba, moldeando piezas previamente fabricadas, pronto descubrió las ventajas del hierro fundido, un material más susceptible de ser modelado y que tiene, según el autor, "un carácter más ancestral y primitivo".

Entre 1984 y 1986, realiza obras más figurativas como los "Zoomorfismos"; pero pronto vuelve a la abstracción y a lo simbólico y en 1986, da el paso definitivo hacia su particular mundo abstracto.

El cuerpo humano es clave en su obra, al que considera un "espacio de resonancia poética del individuo", así como la luz, el silencio y la poesía, tal y como reflejan obras como "Song of Songs", "Three Graces", o "Wispern", esculturas que poseen luz interior.

Además de Plensa, están en posesión del Velázquez de las Artes Plásticas los españoles Ramón Gaya, Antoni Tapies, Pablo Palazuelo, Antonio López, Luis Gordillo y Antoni Muntadas, así como al mexicano Juan Soriano, el brasileño Cildo Meireles, la colombiana Doris Salcedo y el brasileño de origen portugués Artur Barrio.