gasteiz. No es algo premeditado teniendo en cuenta que el día 25 se celebra el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, pero los dos montajes que esta semana van a pasar por el Principal en el marco del XXXVIII Festival Internacional de Teatro de Gasteiz están más que relacionados con el ataque a ellas en diferentes planos. Será el caso el sábado de Nada tras la puerta, que Traspasos traerá a su ciudad tras estrenar el montaje en Madrid. Y también de Hitzak. Besterik ez, que Hika Teatroa trae mañana a las tablas de la calle San Prudencio.
Será, como de costumbre, a partir de las 20.30 horas y con entradas todavía a la venta (por entre 14, 10 y 5 euros), cuando el público se encuentre con un espectáculo que se estrenó hace justo un año en Donostia y que desde entonces ha recorrido, también en su versión en castellano, no pocos escenarios. De uno de los últimos, además, el grupo se ha traído desde Torrejón de Ardoz el primer premio del certamen nacional para directoras que ha distinguido la labor de Agurtzane Intxaurraga en este montaje.
Y fue ella quien ayer se anticipó a intérpretes y técnicos para acudir a Gasteiz y desgranar algunos de los detalles de un espectáculo que "sabemos que puede resultar duro a priori para muchas de las personas que sin antes verlo conozcan de qué va, pero, por desgracia, es mucha más dura la realidad; nosotros contamos una historia", comentó la directora y también autora de la propuesta con la colaboración de Arantxa Iturbe.
Un día fue una conversación complicada de la que Intxaurraga fue testigo por casualidad, una conversación entre un hombre y una mujer "en la que me dio la impresión de que ella estaba acostumbrada a aquellas palabras". Al día siguiente, sin que ambos casos tuvieran relación, la directora se encontró con una noticia sobre el asesinato de otra mujer a manos de su pareja. A partir de ahí, esa idea de que las palabras pueden ser cuchillos, armas que tal vez no produzcan consecuencias físicas inmediatas pero sí emocionales y psicológicas empezó a mover este proyecto escénico.
Es una pareja, cómo no, la que protagoniza la obra. Entre medio, un niño. A un lado, un hombre "que tiene muchos sueños para su mujer aunque hace tiempo que se ha olvidado escucharla a ella" y al que da vida un Jabi Barandiaran "que ha tenido que hacer un trabajo muy complicado. Al otro, no una sino tres mujeres aunque representen a la misma persona. Está la que representa al inicio de la relación, ese momento donde todo es bonito, donde las palabras hablan de deseos y sueños. También aquella que vive el conflicto en primera persona, que se siente atrapada en una batalla dialéctica de la que no sabe cómo escapar o si puede. Y, por supuesto, la que protagoniza el mañana, una mujer que consigue sentirse libre.
"Las tres coinciden en escena sin saber quiénes son, sin darse cuenta de lo que les espera o sin acordarse de cómo empezó todo", describió la directora, quien recordó que todos "de una manera u otra y aunque sea sin quererlo, hemos utilizado nuestras palabras para hacerle daño a otro".
Consciente de que la temática hay que abordarla pero que hacerlo supone un reto que exige andar con tiento, Intxaurraga explicó que "lo más complicado para mí ha sido hacer que los hombres que pudieran ser espectadores no se sintiesen atacados. Nuestro protagonista es una persona que ha sido educado en unos valores, en que los hombres tienen que ser tal y las mujeres estar contentas con ellos".
De esta forma se construye una historia sin casi elementos escenográficos donde cobra una especial importancia de cara al relato hacia el público el uso de la música de Fran Lausen y el diseño de luces de Xabier Lozano. "No sé contar las cosas de otra manera", dijo con media sonrisa Intxaurraga, que a lo largo de este año ha encontrado reacciones de todo tipo entre la gente, incluso quien se ha sentido identificado con el personaje del niño.
En este caso, además, la visita de Hika con Hitzak es la única representación en euskera programada para el público adulto dentro del Festival Internacional de Teatro (no así en el caso de los espectadores más pequeños). Preguntada por esta cuestión, Intxaurraga aseguró que "me duele" que esto sea así puesto que "el teatro en euskera, y más estando en Euskal Herria, merece más visibilidad", algo con lo que Marta Monfort, responsable de la Red Municipal de Teatros, se mostró de acuerdo "aunque siempre que los montajes tengan calidad y sin olvidar que también es necesaria la respuesta del público".