Vitoria. Ha pasado casi un lustro desde que el madrileño Miguel del Arco y el gasteiztarra Aitor Tejada unieran ideas, fuerzas e intenciones para fundar Kamikaze. Y en muy poco tiempo títulos como La función por hacer o Veraneantes y coproducciones como Juicio a una zorra o De ratones y hombres han convertido al grupo en una formación indispensable en la escena estatal. Así se ha demostrado en la capital alavesa, donde se han podido ver todos los espectáculos mencionados, en gran parte en el marco del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz. Hoy, las tablas de la calle San Prudencio asisten a otro reencuentro, aunque es de esperar que no sea el último.

Lo hacen de la mano de la última apuesta de la compañía, una versión libre del clásico de Molière ahora titulada Misántropo que el pasado 18 de octubre empezó su particular camino en Avilés y que llega a Vitoria en su cuarta representación. "Pero ni estamos cogiendo ritmo ni nada de eso", advierte Del Arco, consciente de que durante muchos años no pocos grupos estatales han utilizado sus pasos por las provincias para redondear sus obras antes de llegar a supuestas plazas mayores.

El autor y director teatral, que necesita a estas alturas de pocas presentaciones puesto que su trayectoria habla por sí sola, remarca que la suya es una versión libre de un clásico, como ha hecho en ocasiones anteriores "sin querer engañar a nadie; puede sé que hay gente a la que le molesta que se hagan adaptaciones de los clásicos, pero sólo pido el mismo respeto que yo tengo por ellos", apunta.

Será a partir de las 20.30 horas de hoy cuando el Principal se encuentre con un espectáculo en el que Kamikaze ha recuperado a casi toda la familia de La función por hacer. Y quien quiera acudir a la cita todavía tiene la oportunidad de acercarse a la taquilla puesto que, aunque tampoco en exceso, quedan entradas disponibles.

Desde una admiración profunda hacia Molière sobre todo "como un hombre de escena que fue y que hubiera comprendido muy bien lo que hemos hecho", Del Arco traslada a este siglo una propuesta que, como los grandes clásicos, demuestra que el ser humano ha aprendido muy poco de sí mismo. "Es salvaje lo poco que hemos avanzado", dice el director, quien, eso sí, advierte que esta traslación a la actualidad no supone perder algunos de los rasgos característicos de la obra original como es el juego y la utilización del lenguaje.

"Quienes conozca el texto se encontrarán con que el 80% de nuestro montaje coincide; quienes no se hayan encontrado nunca con él, descubrirán una historia que a buen seguro les genera las ganas suficientes para acudir a Molière", describe el creador.

Apuesta Israel Elejalde es quien, en esta ocasión, se pone en la piel de Alcestes, el mito crítico con el género humano pero no libre de contradicciones que se convierte en la excusa perfecta para realizar una reflexión sobre la verdad. "Soy consciente de que es un personaje que no cae bien a muchos actores", comenta Del Arco, que ha querido remarcar en este caso "el papel del amor a lo largo del montaje".

Esta nueva propuesta de Kamikaze llega en un momento especial para "una compañía estable en tiempos inestables" puesto que para principios del próximo año ya está planeada una gira por tierras latinoamericanas con La función por hacer, aunque el propio director reconoce que como productora han aprendido mucho en el caso de Veraneantes. "Aunque algunos sólo digan lo contrario, no vivimos de las subvenciones y corremos muchos riesgos. Somos parte de una generación del teatro español que está obligada a hacer un teatro sostenible" dice, mientras asegura que "soy caprichoso, como todos, pero me sé amoldar a lo que mi socio y sin embargo amigo Aitor me dice que tengo disponible".

Con esa idea en la cabeza, Del Arco mantiene una línea de creación que le ha llevado a convertirse en uno de los nombres de referencia de la escena estatal, un director y autor reclamado y premiado que tiene muy claro que si hay una marca de la casa que le distinga, ésta se encuentra en su capacidad por no asustarse al acercarse al precipicio. "Me gusta jugar y me atrae el vértigo, que es algo que espero no perder nunca", afirma. Bajo esa perspectiva ha realizado también este Misántropo que esta noche llega a la capital alavesa.