roma. Italia y el mundo del cine recuerdan mañana aquel domingo de hace veinte años en el que lloraron la pérdida de uno de sus creadores más insignes, el director Federico Fellini, cabeza visible de una generación de cineastas cuya creatividad alimentó la Edad de Oro de la cinematografía italiana. Aquel 31 de octubre de 1993, los italianos y, en general, los aficionados al cine se conmocionaban con la muerte de Fellini, quien, tras dos semanas en coma en el hospital policlínico romano Umberto I, moría a consecuencia de un ictus cerebral a los 73 años de edad. El maestro fallecía dejando atrás una larga nómina de obras que habían contribuido sobremanera a que Roma se convirtiera en una meca del cine mundial, con películas como la célebre La dolce vita, La strada u Otto e mezzo. Estos títulos le supusieron un enorme prestigio internacional y le valieron la obtención de cinco premios Oscar, el último de ellos en 1993, pocos meses antes de su muerte, en reconocimiento a su carrera.

Italia continúa añorando al cineasta, un recuerdo que cobra mayor relevancia ahora, cuando se cumplen las dos décadas de su muerte, fecha que ha provocado una oleada de homenajes, menciones y actos por todo el país, en especial en su ciudad natal, Rimini, y en la adoptiva, Roma. Su ciudad natal está inmersa en la celebración de su Fellinianno2013, un nutrido programa que se desarrolla durante todo este año y que realiza proyecciones maratonianas de sus filmes, exposiciones y muestras sobre la vida del maestro o recorridos por los escenarios de la ciudad que marcaron su juventud. En esta conmemoración es notable la ausencia de la Fundación Federico Fellini, fundada en 1995 por su hermana Maddalena para "mantener viva la memoria del director" y que hoy, según fuentes consultadas por Efe, está en fase de liquidación "por problemas de inversión y falta de colaboración política".