Alguien puede pensar que se ha puesto usted un poco en plan abuelo Cebolleta...

Sí (risas). Es que este disco es imposible, por lo menos para mí, sin una determinada distancia. Nunca me he considerado intérprete y necesito mi tiempo para hacer algunas canciones. Además, el paso del calendario también te deja ver cosas buenas que antes, quizás con ese ánimo crítico que es fundamental cuando estás en ello, no apreciabas porque querías avanzar en lo tuyo. El disco prueba que las canciones rulan.

Son versiones de grupos y solistas que conoce, que son cercanas. ¿Eso le da un plus de emoción, de responsabilidad...?

Le da más razón de ser. No es una antología crítica, no es que yo diga: lo que no está aquí, no existe o no es bueno. Lo que pasa es que al principio no pensé que el disco iba a tomar tanta entidad porque la gente lo está recibiendo con mucho interés. La verdad es que nunca sabes. Además, estoy convencido de que no hubiera sido el mismo álbum si no lo hubiera hecho con mi grupo habitual. Ya llevamos unos años juntos y hay una sonoridad, un camino recorrido que permite destilar las otras canciones y hacerlas, por decirlo así, tuyas.

¿No ha sentido la tentación de versionear a Ruper Ordorika?

(Risas) Bueno, por eso no hay grupos que ahora estén en activo. Los que seguimos renovamos en cada concierto nuestras canciones. Hay gente a la que le gusta que un músico interprete una canción siempre igual, pero no es mi caso. Me gusta que los temas vayan cambiando. De ahí también este trabajo que, quizás, tuvo su inicio en la versión que hice al morir Mikel Laboa para el disco Txinaurriak. Gure bazterrak me permitió ver que podía hacer algo que, en realidad, no me había planteado nunca y que ha terminado siendo Azukre koxkorrak.

Son canciones que para usted seguro que también están cargadas de recuerdos, personas, vivencias...

Es todo eso. Y, de algún modo, al cantarlas te pones todo eso de frente. Yo hice cantidad de veces la primera parte de conciertos de Itoiz o de Hertzainak, incluso de Kortatu. Ellos eran ya nombres conocidos cuando yo grabé mi primer disco y este álbum es una forma como de revertir aquello. Cuando yo empecé consideraba lo que hacía como una ruptura bastante acentuada con lo que se había hecho antes en euskera y este disco es, en realidad, como un reconocimiento de que eres un eslabón más y reconocer a esos compañeros de otros tiempos. Pero bueno, todas esas reflexiones han venido cuando el álbum ya estaba terminado porque, en realidad, un disco como éste es algo bastante natural en un músico.

Son bandas y solistas que tienen poco o nada que ver entre sí en muchos casos, salvo que son del mismo país y que cantaban en euskera.

Efectivamente. Cuando descubrí la canción en euskera, que entonces se llamaba moderna o como fuera, yo ya estaba muy metido en el mundo anglosajón, que ha sido mi fuente y lo que me ha motivado en la música: el blues, el rock. Es evidente que hay una abismo entre, por ejemplo, Etxahun Iruri, que para mí es el último bardo en el sentido tradicional de Zuberoa, y Delirium Tremens o Kortatu, pero en mi mundo todo tiene relación. Me acuerdo cuando tenía 15 o 16 años, yo estaba tratando de aprender canciones de Rory Gallagher y demás, y me llegó un álbum de canciones tradicionales de Zuberoa. Me quedé... me fascinaba. No sabía que había un mundo de gente que escribía sus canciones y las cantaba sin instrumentos, al modo tradicional, siguiendo una línea que venía de siglos. Mira los años que he necesitado para digerir todo aquello y atreverme a cantar un tema de Etxahun.

Habrá unos cuantos jóvenes de 15 o 16 años que estas semanas habrán escuchado el anticipo de este disco, la versión de 'Sarri Sarri', que se preguntarán no ya quiénes eran Xabier Lete o Mikel Laboa sino Hertzainak o Kortatu.

Me hablas de gente de 15 o 16 años, pero me ha pasado ahora de encontrarme con un periodista euskaldun, muy joven pero ya metido en la información cultural, que me dijo que se había metido en Youtube para ver quién era Errobi. Algo pasa si en 20 años se ha perdido música así. Eso quiere decir que hay algo por ahí que está suelto. Igual es que ahora la música va muy rápido y entonces yo veía, aunque con ojos críticos, a grupos que eran fenomenales.

No sé si Josu Zabala, Fermin Muguruza... alguno le han dicho algo al escuchar sus versiones.

El único que ha escuchado el disco con tiempo, por lo menos que yo sepa, es Fermin. Él estaba encantado y ha estado poniendo la versión en sus conciertos de este verano. Tiene una memoria muy ordenada y dice que yo tomé parte de manera simbólica, y es verdad, en la grabación de la original, bueno en la original suya porque en realidad aquella no dejaba de ser una versión de Toots and The Maytals. Todo eso revive con este disco. También los escritores que están detrás de las canciones como Gabriel Arresti, Pello Lizarralde, Joseba Alkalde... Ahora, pues veremos qué le pasa a Josu Zabala o al resto, porque igual me persiguen por la calle con un mazo (risas).

Toca gira, que por Gasteiz pasará el 27 de diciembre en la sala Jimmy Jazz, y no sé si estas versiones de estudio van también a cambiar en el directo.

Yo tampoco lo sé. Todavía le estamos dando vueltas. Claro, yo nunca me había enfrentado a un proyecto así. El disco hablará por sí solo. Hombre, ya hay alguna canción que me piden como Sarri, Sarri. Pero no lo sé. Pienso más en renovar el repertorio que estaba haciendo con el Hodeien azpian, mi último disco, y luego incorporar estas nuevas canciones. Aunque ya te digo que le seguimos dando vueltas. Ya me has oído más de una vez decir que los discos se hacen redondos cuando los escucha alguien y en este caso, todavía más porque la gente ya las conoce interpretadas de un modo y es posible que le cueste incorporar las versiones como, de hecho, me ha costado a mí. Este es un disco que tiene peso, que tiene un sentido.

Me parecería extraño a estas alturas de la carrera de Ruper Ordorika, ¿pero cree que seguidores de los grupos que versionea pueden descubrirle a usted,. su sello a través de este álbum?

Espero que sí. En realidad, haces discos como consecuencia de estar en la música y vas abriendo puertas cada vez. Así que no sabes qué va a pasar cada vez.