DONOSTIA. Cuando el mexicano Fernando Eimbcke comenzó a escribir Club Sándwich, su objetivo era contar "la historia del despertar sexual de un adolescente". Sin embargo, pronto vio que "el personaje con el conflicto más fuerte era el de la madre", que ve cómo su vástago, con el que mantiene una relación muy especial, se va apartando de su lado cuando conoce a una chica en el solitario hotel donde pasan las vacaciones. "Escuché la voz de la madre y dejó de ser una película sobre un adolescente para pasar a tratar sobre la maduración de una mujer de 35 años", explicó ayer.
El director de Temporada de patos y Lake Tahoe confesó que lo que más le gusta del filme es cómo se generó la relación entre la madre y el hijo, interpretados por María Renée Prudencio y Lucio Giménez Cacho. Según dijo, hubo "mucha generosidad e inteligencia para no caer en el cliché de la madre" y entre ambos surgió "una relación muy natural". Primero filmaron algunas secuencias con los dos y después entró en escena el personaje encarnado por Danae Reynaud, la chica que despierta el deseo del joven. "Queríamos que la intrusión fuera casi real", aseguró el cineasta, que destacó la "tensión sexual" existente entre los chavales durante toda la película.
También aludió a la sutileza del sentido del humor, que se aleja del "chiste obvio". "Lo más bonito del cásting es que te sorprenda", declaró el mexicano, al que le gusta tener "muy calculada la escena" pero sin que los actores se aferren tanto al texto: "Me gusta que se apropien de él".
María Renée Prudencio dijo haber tenido una "sensación familiar" al crear su personaje, porque en la vida real es madre de una niña de ocho años que "está entrando en la pubertad de manera acelerada". "Con los hijos cada día ganas y pierdes algo, crecen tan rápido que te estás despidiendo constantemente, es como una nostalgia prematura", afirmó.
MENOS ES MÁS Eimbcke se refirió también a la contención que exhibe en su película. "Me interesa la contención porque hay un conflicto debajo", afirmó, refiriéndose de nuevo a la tensión sexual. Además, consideró importantísimo trabajar en el montaje de la película a fin de "encontrar el ritmo y el tiempo".
Por otro lado, apuntó que sus películas parecen pequeñas porque lo que más le interesa son los personajes y prefiere centrarse exclusivamente en ellos. No le gusta perderse en distintas localizaciones -solo hay una en Club Sándwich: el hotel- ni trabajar con extras: "Me gusta estar con los personajes, verlos solo a ellos. Cuanto menos elementos haya, mejor para nosotros".
El productor Jaime B. Ramos subrayó el éxito del actual cine mexicano, que hace quince años producía diez títulos al año y ahora llega a los 60. El "gigantesco aumento" y la "gran variedad" se debe a los apoyos institucionales aunque aún persisten los problemas de exhibición, relacionados con la preeminencia del cine de EEUU: "El 91% de las entradas vendidas en México son de películas estadounidenses".