Madrid. "Me llamo Turambo, y al amanecer vendrán por mí". Con esta frase comienza Los ángeles mueren por nuestras heridas, la nueva y más ambiciosa novela del autor argelino Yasmina Khadra, pseudónimo bajo que el que se esconde Mohamed Moulessehoul, sobre la condición humana en la Argelia de entreguerras. "Antes he defendido Argelia con las armas y ahora lo hago con la pluma", explicó ayer Khadra, exmilitar, traducido en más de 40 países, en la presentación de la obra, que publica Debate. Khadra confesó que deja Francia, donde vive desde hace años, porque asegura que allí hay mucha gente que no le quiere, y que se viene a vivir a España, a San Juan (Alicante), que es el país donde más se le traduce del mundo, pero no así el que más le lee. En su novela ha querido "explicar la Argelia de hoy desde su historia, y para ello escogí los años 20 y 30, tras acabar de salir de la I Guerra Mundial, que fue la mayor tragedia humana", dice. El escritor se ha acercado a este tiempo para ver las enseñanzas que se pueden sacar de él. "A la guerra nos llevó el odio al otro, el racismo, la intolerancia, la codicia, la exclusión; y las diferencias y contrastes con el hoy es lo que me sirve de inspiración", apunta el autor de Lo que el día debe a la noche, que ha sido llevada al cine. Para construir Los ángeles mueren por nuestras heridas, el autor dice que levantó todas las alfombras, miró detrás de todas las ventanas y rasgó todos los velos: "Para entender la Argelia de hoy, tenía que entender lo que había sido antes".

Es un libro cargado de amor en medio de un dolor inconmensurable -"los argelinos siguen viendo la pobreza como una cuestión de su mentalidad, no como una condición"-, añade, porque "el amor es la generosidad necesaria para sobrevivir y redimir al mundo". "¿Usted cree que existe la democracia?", interroga el autor a un periodista que le ha preguntado por la llamada "primavera árabe". "Nos manipulan. La gente dice no a la guerra, y los gobernantes dicen que sí. Todo es espectáculo", advierte. "Y las llamadas revoluciones árabes no son revoluciones, sino insurrecciones, porque no hay revolución si no hay una alternativa", concluye.