DONOSTIA. "Dentro del apartado de festival internacional competitivo y no especializado el más grande es Cannes, seguido de Berlín y Venecia y luego San Sebastián. Estamos muy consolidados, pero no podemos dormirnos porque hay muchos festivales que ya tienen un tamaño importante que están a nuestro alrededor y podríamos perder importancia en el panorama internacional", asegura el responsable del Zinemaldia en una entrevista a EFE.

Rebordinos destaca que para evitar el "descuelgue" como "pequeño entre los grandes", el certamen donostiarra ha aumentado la participación de la industria y se ha especializado "un poquito más en el ámbito latinoamericano y español".

"Ahí, gracias a una lengua común, no sé si seremos los mejores, pero sí queremos ser imprescindibles. Que el que quiera saber en el último periodo del año qué está pasando con el cine latinoamericano y el español, sepa que San Sebastián es el sitio, que es la puerta a Europa de todo ese cine", ha subrayado.

Su gran apuesta es el Foro de Producción Europa-América Latina, que celebrará su segunda edición en este 61 Festival en el que una película que firman Argentina y España, el filme de animación de Juan José Campanella "Futbolín", protagonizará la inauguración el próximo día 20.

A Rebordinos le gustaría legar un festival ya asentado como "un lugar de encuentro de la industria internacional", para lo que se ha dado "un golpe muy fuerte" con ese Foro de Coproducción que tiene a productores, directores e institutos de cine latinoamericanos "muy agradecidos".

"Ya teníamos una pata en la industria con Cine en Construcción (apoyo a los filmes latinos con dificultades financieras para la postproducción) que funciona como un tiro. La fórmula del Foro es buena, con un tamaño que podemos asumir porque no tendría sentido hacer un mercado como el de Berlín o Cannes. Y después de Toronto, que es un gran mercado, sería absolutamente suicida", afirma.

Cine en Construcción, que San Sebastián organiza junto a los Encuentros de Cine de América Latina de Toulouse, es un semillero del que han salido películas que han triunfado en otros festivales, algo que no considera perjudicial para el Zinemaldia.

"Para nada. Nosotros también nos beneficiamos cuando Cannes pone en marcha los suyos. Cuando un festival trabaja un proyecto en vías de desarrollo, sabe que quizá no lo tendrá el año siguiente", añade.

Pone el ejemplo de "Caníbal", de Manuel Martín Cuenca, que compite por la Concha de Oro este año y que el pasado fue seleccionada por el Atelier de Cannes, organizado por Cinéfondation del festival francés, que elige proyectos en desarrollo y propicia el encuentro entre profesionales.

El otro aspecto que desea dejar consolidado es el digital, "una gran reconversión" para que "todo el Festival cuelgue de un gran espacio virtual" en un plazo de cuatro años.

Rebordinos sabía cuando accedió al cargo en 2011 que su cometido sería "gestionar la crisis". "Esperaba que iba a ser muy duro y está siendo muy duro", comenta.

"No sé los años que dirigiré el Festival, pero con este grado de estrés que supone la crisis no es un trabajo para diez o quince años. Probablemente sea difícil mantenerte fresco más allá de cinco, seis o siete años si sigue esta presión", recalca.

La situación económica se traduce para el certamen en unos presupuestos que en vez de crecer menguan, que han pasado de los ajustados 7.480.000 euros de 2012 a 7.280.000 o 7.300.000.

Y con una complicación añadida, ya que mientras el año pasado en enero tenían "claro" con qué patrocinadores contaban, éste la financiación privada se ha cerrado más tarde -algún acuerdo se ha firmado este mes-, por lo que hasta mayo han tenido que ser "extremadamente prudentes".

Para esta edición, se ha incrementado el presupuesto de los departamentos de técnica y el de industria, de modo que la bajada del resto porcentualmente ha sido mayor, con casi 400.000 euros menos que en 2012.

Habrá menos presencia de estrellas que en la 60 edición. Alguna ha cancelado por cambios de rodaje y a otras le han puesto freno unos dineros que en los primeros meses del año aún eran inestables.

"En algunas operaciones no hemos podido meternos por miedo a que se nos fueran de las manos económicamente. Pero todavía tenemos una sorpresa que anunciar para la inauguración", asegura.