bilbao. El Archivo Histórico de Euskadi es ya una realidad. Según ha podido saber DNA, el edificio prevé abrir sus puertas el próximo octubre con la misión de guardar y difundir la memoria de nuestro país. En este sentido, dará continuidad a la labor de Irargi, el Centro de Patrimonio Documental de Euskadi, ubicado en Bergara, que desde su creación en 1986 ha llevado a cabo una importantísima labor de búsqueda, inventariado y reproducción de la documentación que existe en archivos públicos y privados sobre el País Vasco. A la vez aspira a convertirse en un referente singular para la captación de otros fondos, tanto privados como de aquellos que se encuentran fuera de Euskadi y que son de importancia como patrimonio documental del país.

El proyecto, aprobado por el Gobierno de Ibarretxe en el marco del Plan Vasco de Cultura, tenía que haber sido inaugurado durante la legislatura anterior, liderada por Patxi López. Pero, será definitivamente durante el gobierno de Iñigo Urkullu cuando el Archivo Histórico Vasco eche a andar. Su inauguración es, tal y como confesó la consejera Cristina Uriarte en una comisión parlamentaria de febrero, una de las líneas de trabajo que pretendía acometer este mismo año.

diseño Ha sido la ingeniería Idom, a través de su estudio de arquitectura ACXT, la encargada de la remodelación del edificio, con un coste de 10 millones de euros, para adecuarlo a las necesidades que requerirá su nuevo uso. La obra fue adjudicada por 12,9 millones de euros a la empresa Ferrovial Agroman.

El futuro archivo se ubica en el antiguo edificio Vesga, en el número 3 de la calle María Díaz de Haro en Bilbao, que albergó las dependencias de tráfico de la Ertzaintza, Cuando los técnicos comenzaron a trabajar en el proyecto descubrieron que los cimientos estaban enfermos y que no eran capaces de soportar el peso de la nueva infraestructura, por lo que decidieron demoler el edificio en su totalidad y construir uno nuevo, que se ha convertido en una de las construcciones de mayor singularidad y modernidad de la capital vizcaina. Su original fachada de vidrio, que tiene aspecto de un papel desdoblado, ha sido serigrafiada con algunos de los textos que serán conservadas en su interior.

Según consta en el proyecto inicial, la superficie del inmueble ha sido ampliada mediante la construcción de dos nuevas plantas y la división en otras dos de la entreplanta. De esta manera, el archivo contará con once plantas, cuatro de ellas bajo rasante. Las del sótano estarán dedicadas principalmente a espacios de instalaciones, aparcamiento, archivo documental y sala de conferencias. Los pisos bajo, primero y segundo acogerán los espacios de recepción, salas de exposiciones y salas de formación. La tercera, cuarta y quinta planta estarán destinadas a las labores de clasificaciones, mantenimiento, difusión y gestión de los fondos. La ultima será para la consulta pública de los fondos documentales.

En los espacios interiores, los arquitectos han apostado por el diseño de dobles alturas, zonas diáfanas libres de pilares y espacios flexibles que puedan dar cabida a distintos usos. Además, han potenciado la utilización y control de la luz natural, incluso en las cuatro plantas del sótano, que disponen de iluminación y ventilación natural.

El edificio ha sido concebido como un espacio cómodo y versátil; un espacio al servicio de la ciudadanía y su memoria colectiva, que estará abierto para el uso de los ciudadanos.

A la hora de concebir el Archivo de Euskadi fueron estudiados otros proyectos similares realizados en Gran Bretaña, Alemania o Canadá. El Archivo británico acometió una reforma en profundidad durante la década de los 90. Alemania, con similitudes derivadas de la estructura de Landers, y Canadá fueron otras de las referencias estudiadas para llevar a cabo este proyecto, epicentro de la red de archivos del País Vasco, que conservará también los documentos de mayor interés histórico generados por el Gobierno vasco. La nueva infraestructura cultural estará a disposición de quien quiera utilizarla.