VALENCIA. De esas 15.000 para turistas, una parte se ha vendido a operadoras turísticas que todavía pueden tener entradas sin vender, ha explicado Pérez.

Ha recomendado a aquellos que opten por comprar las entradas a través de estos sitios, que consulten los distribuidores oficiales a través de la página web de la Tomatina, ya que ha habido algunos casos de "entradas falsas".

En cuanto a las 3.500 entradas que quedan para todas aquellas personas que están empadronadas en el término municipal de Buñol, el teniente de alcalde ha dicho que no se sacarán a la venta en caso de que sobren, ya que espera "que los vecinos las acaben recogiendo antes del domingo, que es el último día en que se podrá hacer".

Este es el primer año en el que hay que adquirir entradas, que cuestan 10 euros, para entrar en la Tomatina, con lo que se pretende reducir el aforo de ediciones anteriores de 50.000 a 20.000 personas.

El principal propósito de esta medida es "que se aumente la seguridad de la fiesta y que se disfrute mejor de la Tomatina, ya que había mucha gente que venía y no podía ver ni el tomate", ha explicado.

"También queremos que la fiesta vuelva a los vecinos de Buñol, que desde hace unos años se van del pueblo cuando es la Tomatina, y queremos que vuelvan a ser partícipes", añade.

Por otra parte, la gente que quiera acudir al pueblo y no tenga entrada, podrá acceder a la zona de ocio repartida por toda la población, ha apuntado Pérez.

La Tomatina es una de las fiestas de verano más multitudinarias y concita cada vez una mayor atención en todo el mundo.

Su origen se remonta a 1945, cuando un grupo de jóvenes boicoteó un desfile de gigantes y cabezudos provocando una pelea colectiva en la que uno de sus participantes cogió tomates de un puesto de venta y los utilizó como munición.