Madrid. Cuando el sevillano Paco Cabezas terminó de rodar Carne de neón, una arriesgada apuesta por los malos que dejó en manos de Mario Casas en un radical cambio de registro, no sospechaba que haría un fan para el resto de su vida profesional: Nicholas Cage, con el que ahora rueda Tokarev.
"Le conocí como no puede ser mejor -relató el director cinematográfico- en Las Vegas. Me dijo que le había encantado Carne de neón y que quería que Tokarev fuera la nuestra, que teníamos que pelear por ella y hacer una película de fondo, un buen filme, que estaba harto de los largos comerciales que se olvidan a las dos semanas. Yo le dije: 'perfecto'".
Cabezas aseguró que rodar en EEUU es el resultado de un cúmulo de situaciones marcadas por la suerte que, al final, se reduce a "trabajo, trabajo y trabajo". "Siempre tienes el sueño un poco absurdo de rodar en EEUU y, cuando llegas, te das cuenta de que trabajar con Nicholas Cage, Ángela Molina o Victoria Abril es lo mismo; al final te encuentras con un buen actor que está buscando hacer una buena película, y que tú le des el puntito para que tenga magia y tenga corazón", explicó.
El éxito de Carne de neón en EEUU no se correspondió con la trayectoria que siguió la cinta en España, que ni siquiera pudo meterse en los Goya de 2011 donde, curiosamente, Cabezas competía como guionista de Bon apetit. Ese fue el año de Pa negre. "Es curioso cómo nosotros mismos nos tiramos piedras contra nuestro tejado", se lamentó el director sevillano, "no nos valoramos y al llegar a EEUU en seguida te anuncian como el nuevo Tarantino, bueno, Tarantino y Almodóvar en una sola persona", bromeó entre risas tristes.
Cabezas recibió una llamada de William Morris, una de las principales agencias de talentos de la industria del entretenimiento en EEUU, y, después de "250 reuniones y dos años leyendo guiones cayó la bolita en la casilla de Nicholas Cage, por que esto, no nos engañemos -declaró- es como el casino".
Reconoció su alegría al conectar "tan bien" con el astro de Hollywood, un auténtico friki del cine, y el alivio al comprobar que no buscaban "un pelele" al servicio de una película de encargo.
"Ha sido un proceso duro, los productores siempre quieren acción y armas, pero con un poquito de inteligencia la película ha ido más allá". En Tokarev, Cage es un exdelincuente al que la mafia rusa secuestra a su hija; "parece otra más -señaló el director-, pero tiene un componente oscuro, muy a lo Mystic River, muy adulto, con muchos giros que cambian totalmente el rumbo de una película".