cannes. Michael Douglas se emocionó ayer en Cannes al contar que Steven Soderbergh esperó a que venciera al cáncer de garganta que sufrió para poder rodar Behind the Candelabra, un filme en el que realiza una espléndida interpretación de Liberace, un popular músico que ocultó su homosexualidad.
"La película fue rodada después de mi cáncer. Fue precioso para mí, un regalo. Me siento muy agradecido de que esperaran por mí", afirmó Douglas, con voz entrecortada y al borde de las lágrimas, durante la presentación del filme, que compite en la sección oficial y en el que comparte reparto con Matt Damon.
Y lo hace con una magistral interpretación de Walter Liberace, un pianista y, sobre todo, showman que fue tremendamente popular en EEUU entre los 50 y 70 y cuya estética excesiva, colorida y llena de tensión es uno de los principales elementos del filme. Uno de los mejores papeles de su carrera, en palabras de Douglas, para quien el aspecto físico era una de sus principales preocupaciones, ya que Liberace realizaba unas actuaciones en las que se movía mucho e incluso volaba por el escenario. Aspecto que fue solucionado por Soderbergh reduciendo los movimientos sobre el escenario y sentando a Douglas en un piano para las actuaciones. También tuvo que aprender a simular que tocaba el piano y soportar largas sesiones de maquillaje, ya que los personajes cambian de aspecto varias veces durante el filme. La idea de hacer una película sobre la vida de Liberace surgió hace 13 años, cuando Soderbergh estaba rodando Traffic, en la que participaba Douglas. Siete años después el realizador encontró la autobiografía realizada por Scott Thorson (Matt Damon), el hombre que compartió durante años la vida de Liberace y el que hizo pública su homosexualidad. Es una película difícil de financiar y que finalmente encontró su vía de producción a través del canal de televisión de pago HBO, lo que hace que el filme solo sea visto en la pequeña pantalla en EEUU -sin poder, por tanto, optar a los Oscar-, aunque sí se estrenará en salas de cine en otras partes.
En la jornada de ayer, en la que la argentina Lucía Puenzo estrenó en la sección Una cierta mirada su película Wakolda, sobre el tiempo en que el criminal de guerra nazi Joseph Mengele (Alex Brendemühl) estuvo refugiado en Argentina, Soberbergh confirmó que se va a tomar "un descanso" por un tiempo indefinido y que Behind the Candelabra puede ser la última que hace. Con 50 años recién cumplidos, un Oscar por Traffic, una Palma de Oro de Cannes por Sexo, mentiras y cintas de vídeo y más de 30 películas a sus espaldas, el director siente que ha cumplido una etapa. "Voy a tomarme un descanso, no sé por cuánto tiempo. Lo que puedo decir es que, si esta es la última película que hago, estoy realmente feliz del resultado", dijo, sin precisar hasta qué punto esta retirada puede ser definitiva. Sí señaló que Behind the Candelabra puede ser una buena forma de cerrar su carrera. Porque tiene conexiones con su primera película (Sexo, mentiras y cintas de vídeo), en la que dos personas hablaban en una habitación, un esquema que centra también este nuevo filme.