Por separado, pero también juntos. De hecho, no es la primera vez que, de la mano, presentan un proyecto artístico en la capital alavesa. En 2009, la Casa de Cultura Ignacio Aldecoa, en el marco del desaparecido Proyecto Amarika, abrió sus puertas para mostrar su exposición Acontecer tonto. Ahora asiste a la presentación de los dos primeros libros que su propia editorial, Lalavandera, ha publicado. A un lado, Elena Aitzkoa. Al otro, Raúl Domínguez. En medio, poesía y dibujo.

Hace ya tiempo que la crisis, las nuevas tecnologías y el propio camino marcado por la gran industria editorial han convertido los libros de artista en algo todavía más difícil de encontrar que antes, lo que ya es decir. Sin olvidar la constante desaparición de editoriales preocupadas de manera especial en cuidar este tipo de publicación, empresas que han echado el cierre y en la propia capital alavesa se puede encontrar algún que otro ejemplo. La autoedición se ha convertido así en el único refugio posible, un principio que los artistas de Apodaka y Bilbao siguen con la creación de su propia línea de publicaciones, aunque se trate de una aventura con intención de seguir en el futuro y de abrirse a otros creadores.

En este sentido, la idea es sencilla, es decir, posibilitar, dentro de los recursos disponibles, que tanto ellos como otros puedan generar sus libros con las características singulares de cada uno y siempre trabajando desde el principio de que cada uno tenga el control total de su propuesta. "De todas formas, somos conscientes de que debemos ir poco a poco", apuntan ambos desde Zuloa, librería que les acoge en este caso.

Pero lo cierto es que, de momento, los dos primeros pasos ya están dados. Lalavandera es una realidad gracias a su colaboración "puesto que nos une una manera de encarar el arte" y también a la ayuda recibida desde Eremuak, programa dependiente del Gobierno Vasco que tiene su sede oficial en Artium. Y a través de ella nacen RD y La revolución de las extremidades.

En lo que respecta al primer título, se trata de la obra de Domínguez, más que un libro una sala de exposiciones con formato de publicación donde se recoge una selección meditada y premeditada de los dibujos realizados por el creador vizcaíno desde 2008 hasta ahora.

"No son obras para exponer, más que nada porque su soporte es el folio. Es algo que me me sirve ya que me permite dibujar en cualquier momento y lugar, pero impide realizar una exposición al uso. Por eso el formato del libro me parece tan indicado para este trabajo", apunta el autor.

Pero no es una recopilación al azar. Tras las cribas pertinentes, la distribución a lo largo de las páginas se ha realizado atendiendo a las sensaciones que provocaron cada obra, fuesen la melancolía, la felicidad, la tristeza... No hay texto, ni una palabra. El discurso lo construye el lenguaje del trazo. "La imagen es universal", recuerda el artista, que ha editado 300 ejemplares.

En cuanto al segundo título, la poesía es quien toma el protagonismo. La autora de Apodaka, que hasta hace nada ha estado participando en el proyecto Praxis de Artium donde ha pasado no pocas jornadas creando en contacto con el público, recoge bajo un mismo paraguas dos poemas de extensión larga, Para Mikel y A mi hermana.

En el caso del primer poema, Aitzkoa vuelva aquí experiencias de la infancia y la juventud para establecer su relación con el mundo, tanto con la parte relacionada con la creación como con la que tiene que ver con los sentimientos hacia el otro. Y así, la obra le sirve "para hacer una declaración de amor" donde no falta ciertos toques de humor. En cuanto a la segunda propuesta, "se trata de un texto bruto que he editado bastante".

Para la artista, que también es escultora, cineasta, performer y pintora, "el hecho de poder editar este libro de poesía me permite, o por lo menos así lo veo, un contacto con la gente un poco más popular, más cercano que tal vez no se da de manera tan directa en otras de las disciplinas que practico".

Tanto las obras de Domínguez como de Aitzkoa se pueden conseguir ya en Zuloa y Artium (Gasteiz), Anti (Bilbao) y Casilda (Donostia), aunque es una red que se irá ampliando. "Ahora estamos cerrando distintas presentaciones por varios puntos de la geografía", apunta la creadora alavesa, que en su caso ha editado 500 ejemplares del poemario.

Se trata de un paso más dentro de esta relación artística entre ambos, un contacto "en el que el punto en común esencial es que nuestro contacto con el mundo de la creación se produce desde premisas parecidas, sólo que él lo hace a través del dibujo y yo de la palabra", apunta la arista, quien describe que uno de los puntos más interesantes de este proyecto de cara a los dos es que cada uno, "aunque nos hemos echado una mano siempre que la hemos necesitado", ha trabajado en su propia publicación, siendo autor y editor al mismo tiempo, con lo que ello implica de responsabilidad y de libertad.

Eso sí, ahora llega el momento del otro, de encontrarse con un público compuesto por una mayoría no acostumbrada a este tipo de publicaciones y una minoría que cada vez las echa más de menos.