VALENCIA. YouTube, Spotify, Twitter, Facebook o Google son actualmente los albaceas digitales de la herencia del cantante valenciano nacido hace 68 años como Luis Manuel Ferri Llopis y de cuyo accidente mortal de tráfico en Villarrubio (Cuenca) se cumplirán cuatro décadas el próximo día 16.
"Libre", "Un beso y una flor", "Noelia" o "Te quiero, te quiero" permanecen ancladas en el repertorio popular -y romántico- de varias generaciones gracias a su tono personal, la cuidada orquestación de la época y la fusión pasional de su carácter mediterráneo con los cánones de la canción italiana de los años 60.
Aquella curva funesta de la entonces N-III truncó, a sus 28 años, la prometedora carrera de quien fue en vida un galán musical y tras su muerte, un cada vez más reivindicado y homenajeado artista.
Su localidad natal, el pequeño pueblo valenciano de Aielo de Malferit, alberga orgulloso desde 2006 un museo dedicado a su vecino más ilustre, pese a que solo vivió allí los dos primeros años de su vida antes de que su familia se asentara en Valencia, en la calle de la Visitación.
Allí creció el niño al que llamaban Manolito, que de adolescente empezó a trabajar en una joyería mientras apuntaba ya maneras en eso del cante melódico, según relatan sus biógrafos y recoge la web oficial del artista, para posteriormente formar con varios amigos "Los Hispánicos" y, después, "Los Superson".
Ya como Nino Bravo -nombre artístico elegido por su entonces representante-, el cantante editó cuatro discos entre 1970 y 1972: "Te quiero, te quiero", "Nino Bravo", "Un beso y una flor" y "Mi tierra".
Con la ayuda de compositores como Manuel Alejandro, Augusto Algueró y El Dúo Dinámico, actuaciones televisivas de gran audiencia y participaciones en festivales internacionales -sobre todo sudamericanos-, esos tres intensos años convirtieron a Nino Bravo en un ídolo de masas tanto en España como en el extranjero, y no solo en la "América" de su célebre canción: sus canciones fueron editadas en países como Alemania, Francia, Angola, Turquía y Holanda.
En una calle de Valencia muy cercana a su domicilio familiar, un busto de bronce de "Homenaje de la juventud valenciana a Nino Bravo" recibe desde 1977 el cariño de seguidores del cantante y de falleros con una ofrenda de flores hacia la voz valenciana por antonomasia.
Por desgracia para muchos, el intento de emulación de esa voz es lo que, cada fin de semana, protagoniza innumerables sesiones de karaoke por toda España.
Nino Bravo, que da nombre a calles de Valencia, Aielo de Malferit, Náquera (Valencia), Villarrubio, Roquetas de Mar (Almería) y Tuineje (Las Palmas), ofrece actualmente más de dos millones de resultados en Google y la página que le dedica Wikipedia ha sido consultada más de 93.000 veces en los últimos tres meses.
El interés por su éxito, su discografía, las circunstancias de su muerte o su estilo acaparan las consultas en docenas de páginas web; solo la cuenta en Facebook de la web oficial contabiliza más de 1.200 seguidores registrados de todo el mundo.
En la otra gran red social, Twitter, hay varios perfiles de homenaje a Nino Bravo y de clubes de "fans", aunque la guinda se la llevan los cientos de vídeos enlazados a diario desde YouTube, que a su vez suelen ser retuiteados y comentados.
Y es que este portal de vídeos es el gran guardián audiovisual del legado del cantante: ofrece 37.300 resultados relacionados con su nombre y "Un beso y una flor", por ejemplo, se ha reproducido 7,1 millones de veces desde que un chileno lo subió hace seis años.
"Noelia" acapara 4,6 millones de visionados y "Libre" ronda los tres millones. Evidentemente, también hay vídeos para cantarlas en karaoke.
En cuanto a Spotify, el perfil dedicado al autor, también, de "Cartas amarillas", "Mi tierra" o "Esa será mi casa", reúne ya a 16.300 seguidores.
¿El escalafón? Por este orden, "Un beso y una flor", "Libre", "Te quiero, te quiero", "América" y "Noelia" son las más escuchadas por un público globalizado que comparte como gustos similares a Fórmula V, Serrat o Víctor Manuel.
Para conmemorar estos 40 años de ausencia, que siguen dando para recopilatorios -más de una treintena, amén de las famosas casetes de gasolinera-, libros y hasta un musical, Aielo de Malferit ha preparado un completo programa de actos y en junio, el Palau de la Música de Valencia le rendirá tributo con "Los Superson", que se reunirán para la ocasión cuatro décadas después.