madrid. Bajo el título de Cultura en red. Motor de oportunidades, la industria cultural reunió ayer a todos sus frentes en un foro en Madrid en el que a la vez que se pidió una Ley de Propiedad Intelectual eficaz, se habló de éxito y esperanza con el nuevo modelo de negocio.
"Necesitamos un marco jurídico confortable y asegurador", protestó Luis Enríquez, consejero delegado de Vocento, mientras que desde El Mundo, la directora general Eva Fernández, auguraba "una nueva edad de oro para el periodismo que pasa por los contenidos de pago". Productores, distribuidores, exhibidores, editores, políticos, compañías telefónicas, buscadores de Internet, plataformas de ocio on line se reunieron en esta cita organizada por Grupo Planeta, Bertelsmann y NBC Universal, en el que se expusieron todas las posturas entre lo conservador y lo visionario. "Ahora mismo, los sistemas más eficientes son los piratas", reconoció el director de vídeo y contenidos de Telefónica Digital, Luis Velo, quien añadió que "un hijo que no se baja películas es un marginado social", por lo que pidió un marco de regulación y de educación que consiga "acabar con la demagogia de que quien piratea está haciendo algo bueno".
destrucción de empleo Con la búsqueda del modelo de negocio que pueda competir con el "todo gratis", la industria cultural buscaba ayer soluciones a una situación que, según el informe Europa digital: diversidad y oportunidades, sitúa a España como el país de la UE que más empleo cultural destruye. Legislación, formación y oferta fueron los tres ejes sobre los que giró la conversación. "El legislador tiene que ser proactivo y no reactivo", dijo Luis Elías, secretario general del Grupo Planeta. Fernando Carro, presidente y consejero de Bertelsmann España, habló de que a las grandes empresas de ocio y cultura no les queda otro remedio que "canibalizar su propio negocio tradicional, si no quieren que se lo canibalicen otros". Y el embajador de EEUU en España, Alan D. Solomont, llamó al optimismo, a la democratización de la cultura que ofrecen las nuevas tecnologías y a los ejemplos de los fenómenos de masas, desde el rapero coreano Psy hasta el fenómeno viral del Harlem Shake. Solomont restó peso a los Gobiernos en la cuestión, asumiendo que tienen que fijar "normas que lo conviertan en un juego limpio" entre unos participantes que "cambian constantemente", pero considerando que "ha de ser un papel secundario, ya que los gobernantes no son ni creadores ni proveedores ni consumidores".
Desde la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) compartieron esta visión, y su director de asuntos públicos y de competencia, David Ortega, advirtió de que deben ofrecer a los consumidores "una zanahoria lo más naranja, apetecible y barata posible" y no un palo que "puede ser contraproducente".