Por momentos puede parecer un trabalenguas o el argumento propio de un culebrón, pero no lo es. Son casualidades de la vida. En 1997, la Orquesta Sinfónica de Euskadi puso en marcha su colección Compositores Vascos, una serie de discos que ahora termina y que nació con el creador vitoriano Jesús Guridi como gran protagonista. Ahora llega el momento de cerrar ese camino y la agrupación lo hace dedicando su último trabajo a la figura de Carmelo Bernaola, quien fue durante muchos años director del gasteiztarra Conservatorio Jesús Guridi. Y en este lugar coincidió y fue maestro del hoy reconocido director alavés Juanjo Mena, quien se ha encargado de dirigir a la formación vasca en este último álbum. Todo está conectado.

Jesús Arámbarri, Francisco Escudero, Pablo Sorozábal, Luis de Pablo o Aita Donostia son algunos de los conocidos nombres que conforman esta historia grabada de la composición vasca realizada por la OSE a lo largo de estos años, una mirada que se termina con el vizcaíno Bernaola, uno de los grandes autores de la música sinfónica estatal del siglo XX, e impulsor a lo largo de su estancia en la capital alavesa de no pocas aventuras sonoras que hoy siguen dando frutos como el Espacio Sinkro (que, por cierto, no hace tanto, también dedicó un disco a la obra de cámara del ex director del Jesús Guridi).

La importante aportación de Carmelo Alonso Bernaola (Otxandio, 1929-Madrid, 2002) al sinfonismo vasco y español del siglo pasado es subrayada por los responsables de este monográfico grabado el año pasado pero que ve a luz en éste. Su producción creativa, su particular personalidad, su papel de maestro y referente de músicos de la siguiente generación que en la actualidad despuntan en el panorama internacional son cualidades un hombre (Premio Nacional de la Música) que en Gasteiz dejó una huella imposible de borrar, ni siquiera ahora con la crisis haciendo de las suyas.

Como recuerda la orquesta, la relación de la OSE y Bernaola también ha sido especial, ya que, no sólo ha interpretado numerosas obras suyas y ha sido dirigida por su batuta, sino que además fue el primer compositor al que la agrupación (que sigue celebrando sus 30 años de historia) encargó una obra, en 1985, lo que inauguró una prolífica política de encargos dirigida a fomentar la creación que se ha mantenido hasta la actualidad.

Según la agrupación, garantizar la perdurabilidad del patrimonio musical de Euskadi con grabaciones es otro de los ejes fundamentales de su actividad, lo cual se puede demostrar en los 56 discos que ha registrado, siendo 15 los pertenecientes a la colección de Compositores Vascos que ahora concluye, una serie que ha sobrepasado fronteras también gracias a la discográfica suiza Claves.

El volumen XV recoge cuatro "primicias mundiales", piezas "admirables" de la "madurez más pletórica" de Bernaola que no habían sido registradas hasta ahora, según explica Luis García del Busto, escritor del libreto que acompaña el CD. Se trata de Fanfarria-Preludio (1995), Piezas caprichosas (1997), su Sinfonía Número 2 (1980) y Fantasías (2001), ésta última inspirada en la Alhambra de Granada, monumento y ciudad que el creador vasco adoraba, que escribió cuando ya agotaba su vida y cuyo resultado es, además de "formidable", "emocionante", pues en sus notas se encierra "algo de misterioso y premonitorio", relata García del Busto, quien considera esa obra como "el canto del cisne" del compositor vizcaíno.

La violinista madrileña Leticia Moreno interpreta los pasajes solistas de Piezas caprichosas, que, al igual que las otras tres obras, fueron grabadas el verano pasado bajo la batuta de Juanjo Mena, quien recuerda la relación que le unía a Bernaola. Actual titular de la BBC Philharmonic Orchestra y director invitado de la Bergen Filharmoniske Orkester, el director alavés rememora su relación con Bernaola, que se remonta a sus años de estudiante en la Escuela Superior de Música de Vitoria, hoy Conservatorio Jesús Guridi.

"Nuestro encuentro fue casual pero surgió un flechazo inmediato. Lo conocí en un examen de quinto de solfeo", en el transcurso del cual "empezó a preguntarme cosas insólitas como qué es la tonalidad o dónde está en el universo". Con sus preguntas y las respuestas que le dio, fruto de su intuición, "él me fue llevando a mi propio éxito", comenta Juanjo Mena, para quien Bernaola fue alguien "determinante y fundamental" en su vida y su carrera musical.

Una foto en la que Carmelo Bernaola y Jesús Guridi se dan la mano, en una entrega de premios en 1956 en Madrid, es utilizada como telón de fondo de la presentación del decimoquinto CD de la colección Compositores Vascos, al unir al primero y al último de los creadores que han escrito la historia musical vasca del último siglo. Y los dos con Álava como punto de referencia humana y artística.