Bilbao. El Museo de Bellas Artes de Bilbao exhibirá desde hoy hasta el 7 de abril el Tríptico de la guerra del pintor bilbaíno Aurelio Arteta (1879-1940), que representó el "colofón" de una época histórica y plástica, por la Guerra Civil y el final del denominado arte vasco de principios del siglo XX.

La pinacoteca bilbaína presentó ayer, dentro del programa La Obra Invitada, tres paneles de Arteta que se exhiben juntos que "son un alegato antibelicista" y cuya importancia radica en que suponen "un punto de llegada o de inflexión" en ese grupo de artistas del romanticismo vasco, dentro del "noucentismo" que apeló al retorno al orden después de las vanguardias, explicó el director del Bellas Artes, Javier Viar.

El responsable del espacio indicó que, con este tríptico de 1937, termina "probablemente" la escuela de pintura de las tradiciones vascas en la que situó al propio artista bilbaíno, junto a Guinea, Arrúe y los hermanos Zubiaurre, en una pintura que es además "la última gran obra de Arteta", realizada desde su exilio en Francia.

A partir del momento histórico del final de la Guerra Civil, los artistas vascos, como Chillida, Oteiza o Basterretxea usaron otros recursos estéticos por la llegada de la abstracción y la introducción de la geometría de posguerra, que nada tuvieron que ver con las escenas que plasmaban Arteta y su grupo.

Cargada de "simbolismo", el Tríptico de la guerra refleja en tres paneles la destrucción de la civilización y la muerte de la juventud, al tiempo que denuncia los bombardeos que sufrieron Gernika y más de treinta municipios vascos durante la contienda.

A ambos lados, dos paneles oscuros con escenas dramáticas. El de la izquierda, El frente, muestra a un joven gudari que "contempla impotente" cómo sobrevuelan los aviones que bombardean Euskadi, junto a dos compañeros abatidos y el de la derecha, La retaguardia, refleja la otra parte de la joven familia, "una mujer y un bebé también muertos".

El panel central, El éxodo, mucho más iluminado y con colores claros, describe la despedida en un puerto vasco, donde queda una joven que levanta a un niño, junto a otras mujeres y a un anciano.

En la presentación de la obra, el diputado General de Bizkaia, José Luis Bilbao, intervino como presidente del Museo de Bellas Artes durante 2013 y consideró que las obra de Arteta debe ayudar "a mantener vivo el recuerdo" del drama que supuso la Guerra Civil "para que esos episodios no se vuelvan a repetir". Además, reflexionó que "la apertura del Guggenheim Bilbao no ha dañado ni oscurecido al de Bellas Artes sino que los dos de la mano", han vivido "momentos históricos" en cuanto a número de visitantes.