Sinvergüenza, malnacido, ladrón, delincuente, bandido, son algunos de los términos que como armas arrojadizas se lanzaron los hermanos Matamoros en el show preparado, adobado y cocinado por los artistas y guionistas de la productora que volvieron a dar otro campanazo de escándalo y grosería icónica en la galería de gloriosas piezas del programa más cutre de la actual telebasura televisual. Tras seis años sin compartir plató, Kiko y Coto Matamoros se pasearon por la noche del pasado viernes en una escenificación deplorable en compañía de Kiko Hernández, María Patiño, Jimmy Jiménez Arnau, Mila Santana y Lydia Lozano a las órdenes de la sabia batuta agitadora y deluxe del maestro de ceremonias, Jorge Javier Vázquez, bufón mayor del reino para gozo y alegría del italiano Vasile. Es habitual en este tipo de producto, el enfrentamiento, la descalificación y el insulto entre los muñecos contratados para tal menester y así el choque de trenes entre los MM supuso un hito por el grado de espasmos compulsivos para el insulto y la denigrante actuación en el plató, donde los protagonistas del enfrentamiento repetían una y otra vez las técnicas del escándalo y la provocación, en un ejercicio tan desmesurado que descubría el fondo teatrero y efectista del guion diseñado y construido de pe a pa, en una nueva edición de la pugna cainita de dos faranduleros enfrentados por las exigencias del espectáculo. Desplantes, rechazos, burlas, caricaturas y gestos maleducados plagaron una actuación bien pagada y perfectamente ejecutada por los hermanos del alma, que volverán bajo los focos para alimentar el morbo del personal en una exhibición del más difícil todavía; una muestra deliciosa de mala educación, modales agresivos y comportamientos de degradadas vidas ejemplares. Qué cuajado ejemplo de hermandad y cariño familiar. Una pena.