Donostia. Dustin Hoffman es uno de los actores indiscutibles del cine estadounidense, un hombre "con mucha suerte" que, sin embargo, dice que también ha cometido algunos errores en su carrera, como haber dicho no a Ingmar Bergman.

Lo contó ayer en una entrevista a Efe tras haber presentado en Zinemaldia su primera película como director, Quartet, una producción británica sobre músicos y cantantes de ópera retirados protagonizada por Maggie Smith, Pauline Collins, Tom Courtenay y Billy Connolly.

Hoffman, que clausuró el certamen con su filme y recibió antes el Premio Donostia especial 60 aniversario, ya ha cumplido 75 años y es dueño de un currículum envidiable. "Me siento un hombre con suerte, pero a la vez me ha costado muchísimo darme cuenta de ello", aseguró.

También explicó que hay muchos papeles que le habría gustado interpretar y que fueron a parar a manos de otros colegas de profesión. Y añadió que "sorprendería muchísimo" saber cuáles son. Sí reveló que cuando su esposa estaba embarazada recibió una oferta del realizador sueco Ingmar Bergman que rechazó porque no deseaba salir de Nueva York en ese momento, lo que con el paso del tiempo consideró "un error". "Debería haber dejado a mi primera mujer por Bergman", bromeó.

A Dustin Hoffman, unido a títulos como El graduado, Todos los hombres del presidente, Perros de paja y Tootsie, además de Rain Man, con la que logró su segundo Oscar, le gustaría sin embargo ser recordado por una película prácticamente olvidada de su filmografía, Straight Time (Libertad condicional), de 1978, una cinta de Ulu Grosbard que rodó entre Marathon Man y el filme que le reportó su primera estatuilla, Kramer contra Kramer.

Los actores suelen hablar bien de las actrices con las que han trabajado. Hoffman da los nombres de dos compañeras con las que se ha sentido realmente a gusto y lo hace así: "Maggie Smith, Maggie Smith, Maggie Smith. Pauline Collins, Pauline Collins, Pauline Collins. Ambas son verdaderamente sexies", dijo de las protagonistas de su opera prima.

Espera volver tras la cámara "si Dios quiere" y, de hecho, sólo le gustaría dirigir, pero explica que el posible proyecto que tiene en mente va muy despacio porque es "muy lento" escribiendo.

Al otro lado de la cámara El actor afirmó que sí ha "jugado con ventaja" a la hora de dirigir a compañeros y que ha tratado en todo momento de repetir las cosas que a él no le gustan de otros directores, empezando por dar una mayor libertad al intérprete sobre el guión.

Hoffman parece y es un hombre encantador. Lo demostró también en la rueda de prensa celebrada en el Palacio del Kursaal. Parte de ella estuvo acompañado por Billy Connolly, el actor y cómico escocés que encabeza el reparto de Quartet, y entre los dos ofrecieron una de las comparecencias ante los medios más divertidas de ésta y otras cuantas ediciones de Zinemaldia.

Connolly aseguró que Hoffmann "encajó muy bien" y se "conectó con todo lo británico" durante el rodaje de su primera película, una enternecedora historia que se desarrolla en un asilo donde viejos músicos y cantantes de ópera preparan una función con motivo del nacimiento de Verdi, con la que además pretenden obtener fondos para el mantenimiento del que se ha convertido en su hogar.

Ha contado para ello, además de con actores profesionales, con músicos retirados a los que ha encontrado tras una ardua tarea de casting, personas que actuaron en escenarios emblemáticos como la Scala de Milán. "Son personas a las que la cultura ha dejado de llamar aunque aún puedan hacer algo. Han trabajado en el rodaje, día tras día, con energía y pasión. Ha sido lo mejor de la película", subrayó.