Los trucos se repiten. La estupefacción siempre es nueva. No varía la estructura de Magialdia, que dentro de una semana, entre los días 17 y 23, volverá a escoger -y van veinticuatro- Gasteiz como tapete. Unos talleres mágicos dedicados a niños y jóvenes y la presencia del Jardín de Falerina como espacio mágico son las dos variaciones de un programa que se alimenta de sus clásicos, aunque con caras nuevas. Y es que, dice el refrán, si no está roto no lo arregles.
A lo largo de sus seis jornadas, la suerte está echada. No faltarán de este modo las galas internacionales, tanto la especializada en magia de cerca como la abierta a todos los estilos, ni clásicos como los escaparates mágicos y la magia en el tranvía, que componen el cuarteto, el póker más poderoso del festival. Junto a ellos, las rutas de magia de cerca se presentan como principal tractor de público.
No faltará tampoco en un Artium convertido de nuevo en foco. Junto a él se desarrollarán, en la plaza, los pases del Freak Museum, mientras en el interior tienen lugar actividades como Inventa una carta o los talleres que transmitirán, entre edades de 7 a 12 años, los secretos del ilusionismo.
Niños y jóvenes serán también protagonistas de la magia para escolares y de una gala de magia infantil que dibujará el ecuador del festival, dedicado el proyecto Magia para sentirse mejor, sobre todo, a los niños que se ven obligados a pasar por el hospital.
Los magos no faltarán al congreso mágico -sólo para profesionales-, compartiendo secretos y novedades a través de conferencias y de la feria. Magos, como siempre, llegados desde todos los puntos del mapamundi. Italia, Francia, Argentina, Lituania, Suiza, Inglaterra, Canadá, Estados Unidos y una potente embajada estatal dibujan la cartografía mágica.
Un viaje que finalizará, como siempre, con la gala de clausura, dando un do de pecho a seis jornadas repletas de trucos y de años de trabajo que ya esperan su instante, el momento de ser compartidas. A falta de siete días para que esos seis comiencen a andar. Magialdia no cambia, pero sus ilusiones se renuevan cada año.