Las Palmas de Gran Canaria. El dibujante de cómic Juan Álvarez, conocido por personajes como Los Mendrugos y Lucía, gabinete de sexología, cuyas historias ha publicado durante décadas la revista El Jueves, ha decidido contar en un tebeo los recuerdos de una niñez marcada por "la televisión de la España gris".

Esta colección de viñetas en blanco y negro, como la televisión que se hacía en España cuando Álvarez tenía ocho años, se ha editado con el título 1968. Un año de rombos.

Álvarez publica en la actualidad en la edición estadounidense de Playboy y, esporádicamente, en El Jueves, aunque centra su afición por dibujar tebeos en las posibilidades creativas que ofrecen las tabletas electrónicas.

El artista ha explicado que 1968. Un año de rombos es el producto de cuatro años de trabajo, en los que ha tratado de ilustrar las cosas que marcaron su niñez para intentar explicar por qué es como es hoy, cuando ha llegado a los cincuenta.

A esta tarea de introspección ha dedicado sus ratos libres en los últimos años, unos momentos en los que se ha retrotraído mental y sentimentalmente a sus ochos años para rescatar recuerdos y plasmarlos en dibujos.

Juan Álvarez ha descubierto así que a esa edad empezó a ser consciente de cosas como el amor, la amistad, la existencia de la muerte o el paso del tiempo, unas experiencias que refleja en viñetas que protagonizan personajes reales, como miembros de su familia y sus amigos de la época, y también otros ficticios, de los que se ha ayudado para redondear la historia.

Este murciano internacional, que ha colaborado con publicaciones como Penthouse, Interviú, Blue (Italia) y Fluide Glamour (Francia), asegura que los recuerdos de su niñez son inseparables a la televisión de aquella España, que era la única ventana que tenían los más pequeños para descubrir nuevos mundos.

Por eso, en su cómic entrelaza los recuerdos de una infancia libertaria que vivió en la calle con los que le propició esa televisión "en la que se omitían muchísimas cosas, porque era una época de muchas prohibiciones". "Vivíamos una infancia muy libertaria en la calle y luego estaba la otra infancia, que era la de la tele, a través de la que se accedía a un mundo de ficción que potenciaba muchas veces tu imaginación y en la que también se encontraba otra ficción, la del régimen franquista, de la que los niños no eran conscientes, aunque estaba ahí", ha rememorado el autor.

Así, Álvarez ha querido de esta forma que el lector sepa que en 1968 "se omitían y censuraban muchas cosas en los noticiarios televisados y se decían cosas totalmente tergiversadas".