Vitoria. Cambia de espacio. Y se retrasa en el tiempo. Pero -no hay que leer entre líneas- es para mejor. Así al menos lo afirma Txema Sandoval, que una vez más coordina la Feria del Libro Viejo y Antiguo de Gasteiz. De nuevo diez librerías del ramo se dan cita en hilera en el encuentro de las casetas más narrativas, que desde mañana y hasta el domingo 15 de julio abre página para que el lector alavés establezca su particular pesquisa entre los lomos más suculentos, de nuevo en la plaza de Correos.

"Hay un 30% de diferencia en las ventas de Correos respecto a Fueros", asegura Sandoval, responsable, a la par, de la librería gasteiztarra Sekhmet. Y es que, con apenas unos metros de distancia, es cierto que la afluencia de gente puede ser muy diferente. Lo notarán Asilo del Libro, Neptys, El Cafetal, García Prieto, Shekmet, Arkadia, Prim, Torres, Libros con Historia y Dante, el diez inicial que tratará de vencer a la desidia y a la coyuntura a golpe de precios y variados atractivos bibliófilos.

Los hay con el sello de siempre y con nuevo. Librerías que han cerrado este año y otras a las que, simplemente, no les resulta rentable el canon -de 350 a 500 euros- que se ha de pagar por la presencia en la feria, a pesar de una ayuda municipal de 7.000 euros que -ésta sí- se mantiene a pesar de los generalizados recortes en el apartado de cultura municipal. Y a pesar de que la inercia compradora parece ayudar, ya que la anterior edición se recuperó "un 35% respecto al año pasado, que había caído un 40%, a su vez, respecto al anterior".

'Anterior' es un concepto que se maneja mucho en la intrahistoria de esta feria librera. Txema Sandoval explica cómo por 'libro viejo' se entiende aquel que tiene más de 25 años y no ha sido reeditado, mientras que la categoría de 'antiguo' la concede el hecho de haber superado el siglo de edad. "Pero para los más puristas ni siquiera el siglo XIX es antiguo", añade el librero, y sólo la 'gran época' del XVIII marca la muga.

Un libro sobre agricultura del siglo XVII será una de las atracciones de esta inminente edición, aunque los libreros -abunda Sandoval- son cada día más reacios a sacar sus joyas al aire libre, fuera de los límites de sus locales, ante el aumento de robos. Por eso será "muy difícil encontrar incunables y libros de horas -libros iluminados (decorados) únicos-", pero sí se podrá acceder a "muy buen libro antiguo de alta época", ésa que acaba en el citado siglo XVIII y empieza dos siglos atrás, en el XVI.

¿Precios? Sandoval no puede hablar por sus compañeros, pero su caso puede ser perfectamente extrapolable al del resto de librerías presentes. "Desde libros de dos euros hasta algunos de mil euros o de más" podrán verse a lo largo de los diez stands que harán hilera en la calle Postas durante más de dos semanas, algunos de ellos atracando por primera vez en las baldas de la capital alavesa.

Es el caso de la librería García Prieto de Madrid, que aireará parte de sus fondos del local de la calle de Alcalá -"un auténtico museo del libro antiguo" según Sandoval- y mostrará el bouquet de una familia que acumula varias generaciones de libreros y se prodiga poco en ferias en la cita alavesa, a su vez una de las decanas del género.

Se podrán comprar libros y también vender. No es extraño que un librero itinerante salga de un destino con más gastos que beneficios, pero cargado con dos o tres piezas a las que, de no haber viajado, no habría podido tener acceso. Mercado y pasión se mezclan en un oficio que se resiste al paso del tiempo y que proporciona uno de los grandes deleites de éste: la lectura.

Un mes después de lo habitual, la Feria del Libro Viejo y Antiguo -compromiso green en su cartel- vuelve a proponer mañana a los gasteiztarras una amplia variedad de lecturas estivales. "Si la hemos retrasaso ha sido por volver a la primigenia ubicación", insiste Sandoval. Como insiste la propia feria, tentando a ese imaginativo vicio de lector con precios y variedad. Con su historia y miles de historias.