Tel Aviv. Madonna hizo bailar el jueves sin descanso al mundo terrenal y al celestial al inaugurar en Israel con una potente mezcla de beatitud y provocación MDNA Tour, la gira mundial más larga de su carrera, que cuenta como compañeros de viaje con tres músicos de Iparralde, Thierry Biscary, Jamixel Bereau y Xan Errotabehere, que forman el trío Kalakan. La reina del pop no desaprovechó la ocasión para ponerse una txapela e interpretar con ellos un fragmento del tema Sagarra jo. En agosto, la cantante, sus hijos y su pareja, el bailarín Brahim Zaibat, pasaron unos días en Iparralde, concretamente en Getaria, y la ambición rubia quedó encantada con este grupo labortano de folk que actuó en su cumpleaños. Kalakan fusiona la tradición euskaldun con elementos contemporáneos, un sonido que la cantante ha creído apropiado para mezclar con su clásico de 1986 Open your heart. De esta forma, el euskera, la txalaparta y la música vasca viajarán por 32 países distintos a bordo de la última y mastodóntica gira de Madonna.

"Ok, Tel Aviv ¿estáis preparados?", lanzó al abarrotado estadio de Ramat Gan para advertir de que tenían por delante dos horas de ritmo ininterrumpido, decorados cambiantes y efectos especiales. El espectáculo, en el que hizo una larga intervención en favor de la paz en Oriente Medio, comenzó con un gran incensario balanceado por bailarines vestidos de monjes, mientras sonaban rezos en hebreo ante una gran cruz. Girl gone wild, Revolver, Gang Bang... Madonna fue desgranando sus temas más marchosos, sin olvidar clásicos como Express yourself o Papa don't preach y protagonizó ante más de 30.000 personas un derroche de energía en el que dos ideas, lo profano y lo divino, y dos religiones, judaísmo y cristianismo, se entrelazaban constantemente en una mezcla de cine, música y coreografía.

La diva más universal salió con 45 minutos de retraso, pero con muchas ganas de agradar, como si la reina del pop llevase una segunda corona, la de la monarca judía Esther, nombre con el que se rebautizó al acercarse al judaísmo hace una década. Tras una primera media hora de infarto, en la que sólo usó la guitarra para entonar Turn up the radio, llegó el momento del euskera. Madonna presentó a Kalakan, que cubrió de ritmo Open your heart y la enlazó con su tema en euskera Sagarra Jo, interpretado como una especie de mantra en uno de los momentos más aplaudidos del recital. Fue entonces cuando Madonna paró por primera vez, para hablar sobre la paz: "Elegí empezar mi gira mundial en Israel por una razón muy especial y específica. Todos los conflictos que ha habido desde hace miles de años en Oriente Medio tienen que acabar (...) Todos somos seres humanos, seamos judíos, cristianos, musulmanes, budistas, ateos, homosexuales, heterosexuales... Todos queremos amar y ser amados". "Es fácil decir Quiero la paz en el mundo, pero otra cosa es hacerlo. Si logramos pasar por encima de nuestros países y nuestras religiones y tratar a todos los seres humanos a nuestro alrededor con dignidad y respeto, estaremos en el camino de la paz. Empezad hoy, todos y cada uno de vosotros, vosotros sois el futuro. Y si hay paz en Oriente Medio puede haberla en todo el mundo", sentenció antes de volver a iluminar la noche con su show. La Material Girl hizo honor al título de uno de sus temas más conocidos con un espectáculo de 15 millones de shekels (3,1 millones de euros) en el que estaba cuidado hasta el más nímimo detalle.