Cannes (francia). La veteranía reinó ayer en Cannes con el francés Alain Resnais, que en Vous n'avez encore rien vu hace un sorprendente homenaje al teatro con una curiosa duplicidad de personajes, y con el iraní Abbas Kiarostami, que cosechó los primeros abucheos del festival con Like someone in love.

Resnais, a sus casi 90 años, se llevó una enorme ovación en una rueda de prensa en la que se mostró lúcido y activo al presentar una película con la que demuestra que sigue siendo fiel a sí mismo, a su amor por el teatro y a sus temas favoritos, el amor y la memoria. Con un amplio reparto en el que los actores se interpretan a sí mismos -que incluye a Sabine Azéma, Pierre Arditi, Anne Consigny, Lambert Wilson, Mathieu Amalric o Michel Piccoli-, Resnais pone en pie una representación a varias voces del mito de Eurídice y Orfeo. Una historia con la que el director de Hiroshima, mon amour ha querido mostrar "el enorme afecto" que siente por los actores de la película y por el cine y el teatro en general, pero que para él no es en ningún caso un testamento cinematográfico. "Intento no pensar en mi película precedente y no repetirme. Pero si hubiera pensado que esta podría pasar por una especie de testamento, no hubiera tenido ni las ganas ni las fuerzas para hacerla", afirmó el realizador, que tras más de 65 años de carrera y pese a su enorme prestigio en Francia, no cuenta con la Palma de Oro en su haber. En Vous n'avez encore rien vu, un grupo de actores se encuentran ante una pantalla en la que se proyecta un montaje teatral sobre Eurídice y Orfeo. Todos han participado anteriormente en esta obra y lo que se ve en la pantalla se solapa con lo que cada uno de ellos vuelve a representar a través del recuerdo de su trabajo.

Like someone in love, el filme con el que Kiarostami participa en la competición oficial de Cannes, decepcionó en su primer pase. Kiarostami se ha marchado esta vez a Japón para situar una extraña historia que tiene como protagonistas a una joven estudiante que se gana la vida como señorita de compañía y que se encuentra con un anciano profesor retirado. Una historia de personajes solitarios y complejos que recuerda a Copie conforme (Copia certificada), el filme de Kiarostami con el que Juliette Binoche ganó el premio de interpretación femenina en Cannes en 2010. Y lo hace principalmente por el juego entre los personajes y por el desconcierto que la falta de información crea en el espectador. Porque, según explicó Kiarostami, de 71 años, su película "no tiene principio ni final". Los espectadores son lo suficientemente inteligentes para saber qué pasó antes y qué pasará después. "Ninguna historia tiene principio ni final", dijo el ganador de la Palma de Oro en Cannes por El sabor de las cerezas. "Si comprendes, el filme significa que lo que sientes o la forma de expresarlo es muy cercano a lo que muestra la película".