VITORIA. No se hablaba de otra cosa. Ni de la feroz insistencia del santo meón. Ni de por qué cayó el Baskonia. Ni de los planes de manifestación para el reivindicativo 1 de mayo. "¿Sabes que ayer tocaron los Hertzainak en Helldo?". El rumor que venía recorriendo -soterrado, cual tren- la ciudad durante los últimos días se hizo carne de homenaje en el día alavés por antonomasia, en la noche del 28 de abril. Sobre las tablas de la asociación cultural se hizo realidad el reencuentro. Recordar al recientemente fallecido Tito Aldama, saxofonista del grupo, y hacerle una despedida musical por todo lo alto impulsaron la breve pero suculenta conjunción de astros. Y de rostros.

Los del público se iluminaron al ver lo que sucedía. Lagrimones, en lugar de gotas de lluvia, salpicaron la acera de las encendidas mejillas en la noche que conectaba con el cumpleaños de Tito, un callejón sin tiempo que llevaba hasta un Helldorado a reventar para el sexto Memorial Johnny Brusco (cofundador de Potato), donde también tocaron Gobeo Bay y RespectMark&The Incoherent Band gracias a la iniciativa de Aianai Kultur Elkartea.

Fue precisamente entre unos y otros cuando Kike, Txanpi, Bingen, Josu y Gari tomaron las tablas desatando la apoteosis colectiva. Mucha gente había acudido desde fuera de Gasteiz -previamente aferrado el rumor- para asistir a la refundición, en modo tributo, de una de las bandas que ha marcado las últimas décadas del rock en Euskal Herria, un grupo original e irrepetible que dejó un suculento paladar en el día de caracoles y perretxikos.

Suculento pero, claro, siempre breve para un espectador sediento del cóctel de estilos que sólo saben batir en esta barra musical. Hertzainak, Rokanrol batzokian, Eh txo! y Ta ezer ez da berdin fueron las elegidas, temas germinales y muy ligados al saxo de Tito, que Plum Latirili sopló para tocar Amapola, "uno de esos temas que Tito soplaba en las orquestas con las que tocó durante los años 60", explica Elena López Aguirre en las redes sociales, donde la actuación ha corrido cual pólvora. "Kaixo lagun guztiok, gu gara hertzainak/basoan ardoa ta labean gaztainak/batzuk porraz berotzen dizkigute gainak/guk musikaz hustuko dizkiegu zainak".

No cambian. Ni los tiempos ni ellos. Llegaron "eta denok jarri ziren dantzan". De Ruper Ordorika, que subió a cantar, a Txema Blasco, que recordó anécdotas de la época en que cruzaron narices rojas como Hermanos Cheti. Zabala recogió en un audiovisual la vida del incombustible Tito. Hertzainak saben que "itxoiten ezin duk ezer lortu". Por eso, para despedirle, pasaron de las palabras a los eh txos. Agurra "inun baina alaigoa!".