Málaga. Paco León, uno de los actores más populares de la televisión española, debuta en la dirección con Carmina o revienta, un documental ficcionado (o una ficción bien documentada), sobre su familia, y más específicamente sobre su madre, que fue recibido ayer con carcajadas y aplausos del público asistente a las sesiones de la sección oficial del Festival de Málaga.

A la presentación del filme también acudieron la protagonista de la película, Carmina Barrios, y la hermana del director, la actriz María León, "secundaria orgullosa de serlo", según dijo. "Es un retrato de mi madre donde se juntan varias historias que yo tenía en la cabeza", indicó Paco León. El resultado es una obra de 70 minutos que el público de Málaga acompañó con carcajadas casi sin resuello entre plano y plano porque Carmina, una actriz sin estudios de arte dramático ni más instrucción que hacer "lo que diga" su hijo, se come la pantalla cada vez que aparece. Y está casi siempre en pantalla, entre cigarro y cigarro, sin pudor ante las escenas más escabrosas, ( "ningún pudor, pero ninguno, y miedo, tampoco", aseveró), y sólo un poco afectada al verse en la gran pantalla: "Cuando me vi, me quería morir".

"Empecé el guión pensando en meter actores profesionales, pero enseguida me di cuenta de que sin ella, perdería fuerza", afirmó León, que se confesó acomplejado "después de tantos años de estudiar", al ver la naturalidad con la que actúa su familia, los extras de la película -la mayoría, convertidos en productores-, y, sobre todo, su madre. La película, de género inclasificable, es una sucesión de monólogos de Carmina, aderezados por "flashback" que cuentan cómo la matriarca urde un plan para recuperar los ochenta jamones que le han robado de su bar, mientras reflexiona ante la cámara y junto a la cabra Marifé sobre las cosas de la vida. Porque Carmina es una "madre coraje" que recuerda a las "mammas" italianas, "y a las alemanas, y digo yo que las habrá también en Colombia, y en Filipinas", apunta León. Todo el guión está salpicado de guiños, exagerando el prototipo de las madres y esposas sacrificadas, capaces de cualquier cosa por su prole, que fuman y comen asaltadas por los nervios, comprensivas con un marido entregado al arte y al alcohol hasta pensar en matarle para que no sufra si ella falta algún día.

Tan cerca, tan lejos La otra película en competición ayer fue Wilaya, una "ventana" donde se puede escuchar la voz y ver las vivencias del pueblo saharaui. En concreto, se trata, según palabras de su director, Pedro Pérez Rosado, una historia "humana" que sucede en el campo de refugiados de Tinduf. La cinta narra la historia de dos hermanas que se reencuentran en los campamentos saharauis. Así, se cuenta cómo es la vida allí a través de Fatimetu, una española de origen saharaui que se ve obligada a regresar a los campamentos tras la muerte de su madre. Fatimetu encontrará el amor de Said, pero, por encima de todo, se encontrará con su hermana Hayat, un ejemplo de superación.